Los creyentes de México, el segundo país con más católicos del mundo, iniciaron los festejos religiosos de Semana Santa con un Domingo de Ramos híbrido en el que los templos transmitieron la ceremonia por internet y con restricciones de aforo.
Los cubrebocas y las butacas vacías marcaron la misa en la Catedral de la capital, donde el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, reconoció el impacto de la pandemia, que acumula más de 2,2 millones de casos y 201.000 muertos en el país, la tercera cifra más alta del mundo.