Los cardenales participantes en el proceso para escoger al sucesor de Francisco confían en que la elección se realizará en un tiempo reducido, estimando que el cónclave podría durar entre dos y tres días. La reunión, que comenzará el 7 de mayo, busca agilizar el proceso y promover un ambiente de unidad y fraternidad, según manifestaron varios prelados durante las congregaciones generales previas a la apertura oficial del cónclave.
El cardenal Raphael Sako, patriarca de los caldeos, expresó su confianza en una elección rápida: “Tengo las ideas claras. Yo sé a quién votar. Hay un clima de fraternidad y de espíritu de responsabilidad. No se puede volver atrás”. Por su parte, el arzobispo de Santiago del Estero, Vicente Bokalic Iglic, también anticipa que el proceso será “pronto”, mientras que el salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, aunque no participará en la votación, coincide en que “será corto, de dos o tres días”.
Una opinión diferente representa el cardenal sueco Anders Arborelius, quien considera que el proceso podría extenderse: “Creo que será un cónclave largo, hay muchos cardenales nuevos y hay que conocerse”. Sin embargo, otros prelados, como el italiano Gualtiero Bassetti, aseguran que “será un cónclave breve, entre los cardenales hay unidad”, resaltando la voluntad de acelerar la elección.
Las normas de la Iglesia establecen que si tras tres días no se ha elegido a un pontífice, se debe realizar una pausa de un día para oración y consultas, aunque hasta ahora no se ha llegado a esa situación. La intención de los participantes es completar el proceso en menos de ese plazo, siguiendo ejemplos históricos de cónclaves rápidos, que en algunos casos duraron apenas unas horas.
El récord de cónclaves: historia y particularidades
El cónclave más largo de la historia fue el que eligió a Gregorio X en 1271, tras 18 meses de deliberaciones en Viterbo, Italia, en una situación marcada por la mediación del emperador Rodolfo I de Habsburgo. En contraste, el más breve se celebró en 1503, en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, y duró solo unas diez horas, proclamando a Julio II como papa.
En el siglo XX, los cónclaves fueron notablemente cortos: en 1903, Pío X fue elegido en tres días; en 1914, Benedicto XV en cinco días; en 1922, Pío XI en cuatro días; y en 1958, Juan XXIII en solo tres días. El proceso más rápido del siglo pasado fue la elección de Juan Pablo I en 1978, en apenas dos días, tras la muerte de Pablo VI. La elección de Juan Pablo II en 1978, tras la renuncia de Pablo VI, duró cuatro días y fue considerada una de las más sorprendentes de la historia moderna.
El proceso de selección del papa Francisco, en 2013, fue notablemente breve, con solo 36 horas y cinco votaciones. La historia demuestra que, si bien los cónclaves pueden extenderse por semanas o meses, también existen precedentes de decisiones rápidas, en línea con las expectativas actuales en el Vaticano.
Con información de EFE
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