Inicio COLUMNAS Café Sonoro – La compañía de la soledad

Café Sonoro – La compañía de la soledad

36
0

Por: Carlos Carrizales

A veces uno simplemente está ahí, inmerso en su propio universo, habitando los planetas que forman el sistema solar, sorteando meteoros de gran tamaño o siendo golpeados por meteoritos que provocan el colapso del propio ser que incluso, siente que puede extinguirse.

La soledad tiene muchas acepciones y estoy perfectamente seguro que cada persona le da su propia definición porque para todos significa algo distinto según la época en la que vivimos: podemos estar rodeados de personas y aún así sentirnos solos.

Tener el corazón oprimido sin nadie a quien recurrir es otro ejemplo y sobre este caso, la soledad también llega cuando hay momentos de gloria.

En 1994, un grito en la desesperación fue el de Layne Staley, voz principal e imagen de la agrupación norteamericana Alice in Chains, cuando en la canción Nutshell, cantó sobre cómo la fama lo había vuelto el centro de atención, por lo que luchaba contra el estatus recién adquirido y su fuerte adicción a las drogas, mencionó que se sentía tan ultrajado que no había con quien acudir o a un sitio al cual llamar hogar, por lo que preferiría estar muerto si no podía ser él mismo.

Aquí es donde nosotros como seres racionales y sensoriales nos preguntamos: ¿Somos nosotros mismos? No importa la respuesta: el simple hecho de cuestionarnos sobre la identidad, ya provocó un pequeño resbalón en la tranquilidad del día que no siempre pasa a mayores.

No obstante, hay para quienes ese momento se convierte en una melodía en escala menor: el sentimiento fluye como una progresión de una balada triste y desgarradora, adentrándose a lo más recóndito de las mismas cenizas. En ese momento, la desesperación se tensa como cuerda de guitarra y el sonido que puede surgir de ahí, es solo un lamento individual.

Este recorrido de soledad, lo refleja el trovador argentino Atahualpa Yupanqui, en los ejes de mi carreta, cuyo ritmo triste y la voz aún más triste, llegan como ese chirrido de los ejes sin engrasar y que nos hace pensar si estamos conformes con la soledad al grado de que solo nos haga compañía el silencio y los ruidos aledaños.

Lo cierto es que la soledad no es tan mala: nos ayuda a emerger aunque podamos tenerle miedo a lo que lleguemos a pensar y es importante saber que al final de esa oscuridad, siempre tendremos un brillo por delante; no importa que suceda, ellos y nosotros nos diremos, en otras palabras, aquello que Ben E. King lanzó como himno de esperanza: And darlin’, darlin’, stand by me.

Quedémonos juntos y cerca, nunca sabemos cuándo pueden pedirnos un abrazo… o cuando necesitemos uno.

Hasta la próxima canción.

Recomendación musical de la semana:

Artista: The Cure

Álbum: Disintegration

Género/Estilo: Rock gótico/Alternativo/Post-Punk

Año: 1989

Enlace: https://open.spotify.com/album/7uUltiwqvVn8Uy23Hdf1kE?si=3V7kKbcDQ_eAS_wKBSuk_w&utm_source=copy-link

Comments

comments

Artículo anteriorTraficantes usaron un «clon» de un camión legal en tragedia de migrantes
Artículo siguienteBalacera en centro de vacunación deja cuatro heridos en Puebla
Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2