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Barca sin remos

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Por: Jaime Castillo Copado

Hablemos de El Tuito, hablemos de cualquier municipio

Acabo de pasar un par de días en El Tuito, la cabecera municipal de Cabo Corrientes, un municipio pegado a Puerto Vallarta, en su costado sur.
También por allá andaban el secretario de Educación, Francisco Ayón, y la Contralora de Jalisco, María Teresa Brito, quienes pasaron ahí la noche de El Grito, en calidad de invitados especiales de Prisciliano Ramírez, el joven presidente municipal.

El Tuito significa valle chiquito, o lugar de belleza, que se fundó allá por el Siglo XVI. Con relación a este pequeño pueblo, los libros de texto editados por la Secretaría de Educación Pública, allá por la década de los 80, se referían a él (en pluma del escritor autlense Antonio Alatorre) como «un pueblo de cien casas… que no tiene aviones».
Pero como le escribo, El Tuito es la cabecera municipal de Cabo Corrientes, un caserío de arquitectura serrana en su primer cuadro, y de costumbres absolutamente rancheras, a lo largo y ancho.

Se trata de un pueblo muy viejo, imantado también por la energía del turismo que parece alterarlo todo en la costa jalisciense, desde las costumbres de la gente, hasta los entornos naturales. De acuerdo con cifras oficiales, a las distintas playas que se ubican en ese municipio, como son Las Ánimas, Yelapa o Quimixto, deben llegar anualmente cerca del millón de turistas.

El problema con todo lo que eso implica, es que el presupuesto que se ejerce, apenas si alcanza los 60 millones de pesos anuales, que no ajustan para atender los temas de seguridad, tratamiento de aguas residuales y recolección de basura.
En suma, el problema de El Tuito como el de muchos otros municipios de Jalisco tiene que ver con la falta de ingresos propios, ya sea porque la gente de los pueblos difícilmente paga un predial, o porque simplemente las grandes empresas que se asientan en sus territorios «les hacen un favor» con generar empleos, por lo que se dan el lujo de no pagar mayores impuestos.

Para que se dé una idea, en Cabo Corrientes existen hoteles que cobran 5 mil pesos la noche y no pagan ni 3 mil de licencia por año.
Dinámicas como esta que platico son el pan de cada día en las tesorerías de muchos municipios, que se enfrentan a una gran cantidad de retos sin tener dinero en la caja registradora, con lo que se abre la puerta al libre ejercicio del crimen organizado como industria paralela.
Y es justamente aquí el punto donde se colisionan la seguridad y el turismo, dos de los grandes temas en los que se basa el desarrollo de México, que se piensa en el centro, pero se descuida en las regiones.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2