La relación entre los espectáculos, el crimen organizado y la tolerancia de las autoridades de Estados Unidos y México, ocupó un lugar central en una reciente entrevista de Anabel Hernández con Aristegui Noticias, donde la escritora lanzó una dura advertencia contra Peso Pluma tras el caso de Julio César Chávez Jr.
Y es que a su juicio, artistas que actúan y reciben pagos en ambientes ligados a actividades ilícitas podrían enfrentar consecuencias legales o migratorias muy pronto.
Durante la charla, Hernández señaló cómo el espectáculo y la industria musical han sido espacios recurrentes para el reciclaje de activos provenientes del crimen organizado.
“Desde hace algunos años he comenzado a tomar esta vertiente, porque de muchas maneras estos hombres famosos, cantantes famosos, mujeres famosas, grupos musicales famosos, que reciben dinero ilegal porque muchos de ellos cuando los narcos los invitan a sus fiestas, los bautizos, matrimonios, no es que les paguen con dinero que viene limpio, les están pagando con dinero criminal y ayudan con el reciclaje del dinero”. dijo.
La periodista describió un fenómeno que se ha recrudecido especialmente con el auge de los narcocorridos y corridos tumbados, géneros populares entre la comunidad latina en Estados Unidos. Hernández subrayó el cambio de postura de Washington hacia estos artistas:
“Por muchos años el gobierno de Estados Unidos y el de México habían tolerado eso, con los años se volvió tan común esto con los narcocorridos o corridos tumbados, estos cantantes haciendo apología del delito y la administración de Trump de alguna manera es la que viene a cambiar estas dinámicas”.
La atención se dirigió hacia artistas de alto perfil como Peso Pluma, quienes han disfrutado de éxito en suelo estadounidense. Anabel Hernández subrayó la transformación reciente en la política migratoria y de espectáculos en ese país:
“Recordemos que en la época de Joe Biden, donde cantantes como Peso Pluma y todos ellos se volvieron rockstars, iban y daban sus conciertos masivos en Estados Unidos, ponían a bailar a todo mundo al ritmo de los himnos criminales a favor de Los Chapitos, ahora muchos de esos cantantes ya no pueden dar esos mismos conciertos. Antes de que los deporten, antes de que pasen el trago amargo de ser expuestos de ‘Le quitaron la visa a tal o los expulsaron’, ya muchos prefieren salir porque saben que ahí ya no lo pueden hacer”.
La periodista ligó el caso de Julio César Chávez Jr. con negociaciones del gobierno estadounidense en causas de alto perfil, particularmente las que rodean el juicio de Ovidio Guzmán. Hernández expuso vínculos entre Chávez Jr., el Cártel de Sinaloa y su entorno familiar, y sugirió una posible permisividad para su residencia en ese país: “Quien se casara con ella tendría que pasar por muchos filtros por parte de este clan criminal que es una de las familias más poderosas, y quien los pasó y se convirtió en beneficiario de una fortuna que se le quedó a Frida por parte de Guzmán López fue Julio César Chávez Jr.”
La investigadora también cuestionó la falta de claridad y actuación por parte de la fiscalía mexicana en estos temas y destacó cómo, a pesar de antecedentes y órdenes de aprehensión previas, son las autoridades estadounidenses quienes ejecutan acciones concretas.
Anabel Hernández concluyó su intervención advirtiendo sobre un próximo endurecimiento en el trato a músicos latinoamericanos vinculados con el crimen organizado, ya sea directa o indirectamente, insistiendo en que la dinámica de tolerancia terminó.