En México, casi 4 de cada 10 personas privadas de la libertad (37.3%) no tienen una sentencia formal que respalde su encarcelamiento, según datos del Censo Nacional de Sistemas Penitenciarios del Inegi. Esta situación afecta desproporcionadamente a las mujeres, con un preocupante 46.9% encarceladas sin sentencia, comparado con el 36.7% de los hombres en la misma situación.
La prisión preventiva, que en 4 de cada 10 casos no está justificada, representa un desafío para los derechos humanos y contribuye a la sobrepoblación carcelaria en México, según la UNDOC. Aunque ha habido una ligera disminución del 42.1% en 2021 al 37.3% en 2023, la prisión preventiva oficiosa sigue siendo un factor crítico, aplicada en el 44.3% de los casos, incluyendo delitos considerados «graves».
Este escenario plantea interrogantes sobre la efectividad y la justicia de la prisión preventiva, especialmente en delitos donde su aplicación automática no ha mejorado la seguridad ni reducido la impunidad en el país.
Información de la mano con El Economista
_Expansión de micronegocios en la CDMX: Más de 8,000 nuevos negocios
En los primeros seis meses de 2024, se crearon 8,529 micronegocios en la Ciudad de México, como restaurantes, taquerías y cafeterías, según la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco). Estos nuevos establecimientos generaron 76,291 empleos.
Datos del Sistema Electrónico de Avisos y Permisos de Establecimientos Mercantiles (Siapem) indican que los principales giros de estos negocios fueron la preparación de alimentos, tiendas de abarrotes y estéticas.
Fadlala Akabani Hneide, titular de la Sedeco, resaltó que durante la presente administración se han abierto 96,162 negocios de bajo impacto. Esto refleja la vitalidad de la economía local, donde la creación de micronegocios ha sido significativa.
Desde 2019 hasta el 30 de junio de 2024, estos negocios han generado 947,158 empleos. Akabani Hneide adelantó que se espera alcanzar el millón de empleos antes de octubre, lo que representaría un récord para la ciudad.
Información de la mano El Economista