Un nuevo estudio presentado por la Red de Acción sobre Alcohol (RASA) pone de manifiesto la estrecha relación entre el consumo de alcohol y los episodios de violencia en México, destacando la necesidad de fortalecer las políticas públicas para abordar esta problemática. La investigación, titulada “La relación del alcohol y la violencia en México: Testimonios de profesionales de la salud”, recopila las experiencias y opiniones de 12 especialistas de diferentes instituciones, quienes coinciden en que el alcohol es un factor clave en diversos tipos de violencia, especialmente en casos de violencia de género y violencia emocional.
El estudio apunta que, aunque la violencia es un problema frecuente entre las personas que buscan atención por seguridad, salud mental o consumo de sustancias, muchas de ellas no reconocen su situación como un problema ligado al alcohol. Los profesionales consultados identificaron que las formas más comunes de violencia son psicológica y emocional, seguidas de la física, sexual, económica-patrimonial y feminicidios.
En cuanto al perfil de las personas agresoras, se señaló que, aunque no existe un patrón único, suelen ser hombres de entre 23 y 40 años, con baja escolaridad y consumo habitual de alcohol u otras drogas. Esta descripción coincide con datos de la encuesta nacional RESET, donde 9 de cada 10 mexicanos expresan preocupación por la relación entre alcohol y violencia.
El análisis también evidenció el impacto económico de esta problemática: se estima que los costos directos e indirectos asociados al consumo de alcohol en México alcanzan los 552 mil millones de pesos anuales, agravados por factores estructurales como la pobreza, la desigualdad y la alta publicidad de bebidas alcohólicas. Estudios recientes revelan que una alta densidad de puntos de venta de alcohol aumenta significativamente el riesgo de consumo excesivo y, en consecuencia, de violencia.
Ante este escenario, los expertos coinciden en que la reducción de la violencia requiere una estrategia integral que incluya regulaciones estrictas en la disponibilidad y publicidad del alcohol, así como programas preventivos en instituciones educativas y atención especializada a poblaciones vulnerables. Entre las propuestas destacan la regulación de horarios y puntos de venta, el aumento de impuestos, la elevación de la edad mínima legal a 21 años y la capacitación de las fuerzas de seguridad y el sistema de justicia para proteger a las víctimas y sancionar a los agresores.
Por ello, la RASA hace un llamado urgente a las autoridades nacionales para desarrollar una ley que regule el control del alcohol a nivel federal, alineada con las recomendaciones internacionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La organización enfatiza que solo mediante acciones coordinadas y con un enfoque integral será posible reducir la carga social y sanitaria que representa el consumo de alcohol y su vinculación con la violencia en México.