El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas y las especulaciones en el ámbito religioso y político tras afirmar, en un tono aparentemente humorístico, que le gustaría ser el próximo Papa, sucediendo al fallecido Papa Francisco, quien murió el pasado 22 de abril. Aunque sus declaraciones parecieron una broma, generaron reacciones inmediatas en redes sociales y en círculos eclesiásticos, donde algunos analistas consideran que sus palabras podrían tener repercusiones en el proceso de selección del nuevo pontífice.
Durante una entrevista, Trump afirmó que sería su “opción número uno” para liderar la Iglesia Católica, en un comentario que muchos interpretaron como un intento de poner sobre la mesa su interés por influir en la institución religiosa más importante del mundo. Posteriormente, expresó su respaldo al cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, a quien describió como “muy bueno” y como un posible candidato para el cónclave que comenzará el 7 de mayo.
El cardenal Timothy Dolan, de 78 años, es una figura conocida en la Iglesia Católica estadounidense por su estilo mediático y su postura conservadora en temas doctrinales, como el aborto y el matrimonio homosexual. A la vez, ha destacado por su apoyo a los inmigrantes y su liderazgo en iniciativas sociales en Nueva York. En 2013, fue considerado un “papable” y recibió dos votos en el cónclave que eligió a Francisco, aunque en aquella ocasión bromeó diciendo que quienes lo veían como candidato “habían fumado marihuana”.
La posibilidad de que Dolan sea elegido Papa en esta ocasión se considera remota, dado que una elección de un estadounidense sería vista como una concentración de poder en una nación que, aunque influyente, no es la religión predominante en el mundo católico. No obstante, su apoyo público, incluso por parte de Trump, ha generado especulaciones acerca de su posible papel en el proceso.
En el próximo cónclave participarán 10 cardenales estadounidenses, quienes representan aproximadamente el 7.4% de los electores, siendo la segunda mayor delegación después de Italia. Entre ellos se encuentran figuras conservadoras, moderadas y progresistas, lo que refleja la diversidad de posturas dentro de la Iglesia en Estados Unidos.
El escenario político y eclesiástico en torno a la elección del nuevo Papa continúa siendo objeto de atención internacional, en medio de un contexto de profundas divisiones y cambios en la Iglesia Católica mundial. La influencia de figuras políticas como Trump, aunque en un tono más humorístico o simbólico, añade una capa adicional de interés a un proceso que tradicionalmente se mantiene en la máxima reserva.
Con información de El Heraldo.