Este lunes, Venezuela recibió a un primer grupo de 190 venezolanos que fueron repatriados desde Estados Unidos en un gesto que busca marcar un «nuevo inicio» en las relaciones entre ambos países. Los deportados llegaron en dos vuelos operados por la aerolínea estatal Conviasa, un acontecimiento que fue transmitido en vivo por la televisión gubernamental.
A las 21:03 horas, el ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, confirmó el aterrizaje del primer avión en el aeropuerto internacional Simón Bolívar, mientras un segundo vuelo arribó minutos después. «Hemos dado un paso favorable, positivo», afirmó el presidente Nicolás Maduro, quien expresó su deseo de «construir» relaciones de «respeto, comunicación y entendimiento» con Washington.
La repatriación se enmarca dentro de un acuerdo negociado el pasado 31 de enero entre Maduro y Richard Grenell, exenviado de Donald Trump, donde se contempló la liberación de seis ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela. Sin embargo, fuentes cercanas al proceso indicaron que algunos de los deportados, quienes llegaron sin cordones en sus zapatos, podrían estar vinculados a actividades delictivas, incluyendo la famosa banda criminal «Tren de Aragua», a la cual Trump ha catalogado como organización terrorista.
La Casa Blanca, por su parte, ha compartido imágenes de los deportados, donde se aprecian a varios de ellos esposados y encadenados, siendo escoltados por oficiales de la policía migratoria de ICE. Esta repatriación ocurre en un contexto de tensiones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos, que se rompieron en 2019 tras la imposición de un embargo petrolero por parte de Washington, en respuesta a lo que consideró una reelección fraudulenta de Maduro.
Mientras tanto, el regreso de estos venezolanos abre un capítulo en la historia de la migración y deportaciones, en un momento en que la administración de Trump se ha comprometido a llevar a cabo una de las mayores campañas de deportación en la historia de Estados Unidos, con el objetivo de expulsar a millones de inmigrantes indocumentados, en su mayoría provenientes de países latinoamericanos.
Este evento no solo simboliza el regreso de ciudadanos a su país, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, en un escenario político que sigue siendo incierto y cargado de tensiones.
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