Por: Fernando Plascencia
La reconocida revista norteamericana Foreign Policy lanzó en la década pasada una lista de intelectuales iberoamericanos influyentes, donde han figurado mexicanos vivos, no solo físicamente sino en ideas y pluma, que además era algo indispensable para ser tomado en cuenta.
Ahora recojo algunas ideas de Gabriel Zaid sobre la labor de los intelectuales.
Un intelectual es alguien que opina sobre temas de interés público con mucha autoridad moral entre las élites, que resulta una influencia, pero que no tiene ninguna autoridad formal.
Los intelectuales tienen la encomienda de evidenciar verdades oficiales, demostrar que la verdad oficial no necesariamente es verdadera, lo que demuestra la existencia de tribunales de conciencia pública.
Estos también no solo se distinguen por su inteligencia individual, sino por su uso en un sentido social que usarán regularmente para el beneficio de la mayoría.
Los intelectuales levantan la voz, y una forma particular es a partir de crear espejos para que el enmarañoso árbol de lo público sea más digerible para la población.
Por otro lado, los intelectuales ofenden a las élites que protegen lealtades que no le convienen a las mayorías.
¿Hay intelectuales en Jalisco? ¿Y si sí los hay, cumplen con lo descrito por Zaid o son de otra naturaleza? En defensa de los que dedican su mente a la crítica, principalmente del oficialismo, basta voltear a los periódicos de oposición y a todas las mentes libres que no se conforman con la poquitería oficial.
Leemos a un Diego Petersen como paisajista de la política local; el conocimiento formal y profundo de Javier Hurtado; Jonathan Lomelí con sus intuiciones valiosas y la inteligencia colectiva que David Gómez-Álvarez, imprime al entendimiento público son algunos ejemplos de intelectualidad en Jalisco.
Por otro lado, las universidades no tienen más que de una, ser formadoras de mentes libres, o ser formadoras. No existe otro semillero más importante que las casas de estudio y lo más importante de estas es que gocen de completa autonomía respecto al poder.
Lo que valdría la pena es ir enunciando cada vez más quiénes son los intelectuales y productoras de Jalisco, primero para que, si no saben que lo son, lo sean con más fuerza y en segunda para que los conozcamos, difundamos y sigamos más de cerca su trabajo.