Por: Verónica Juárez Piña
El accidente de la Línea 3 del Metro de la Ciudad de México reafirmó que la austeridad mal planeada, y peor aplicada, está teniendo consecuencias lesivas en los resultados de la política pública, en la garantía de los derechos humanos y, lo que es más grave, en la pérdida de vidas humanas.
Y ello aplica no sólo para la capital del país, sino también para el gobierno federal desde donde se promueve un recorte de recursos irresponsable al sector público que en varios sectores estratégicos, como salud, educación y seguridad, está impactando de manera funesta a las y los mexicanos.
Los hechos ocurridos la mañana del sábado 7 de enero no fueron un simple “incidente”, como expresó de manera desafortunada la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; sino un siniestro producto de la sistemática reducción presupuestal al Sistema de Transporte Colectivo Metro, de la designación de funcionarios que no tienen la expertis necesaria y del descuido en la operación, mantenimiento y renovación del Metro.
Otro factor clave, es que Claudia Sheibaum está más enfocada en buscar la candidatura interna de Morena rumbo a la elección presidencial, en lugar de dedicarse a gobernar la ciudad capital, una de las megalópolis más grandes del mundo.
Así, mientras ocurría el accidente y los equipos de emergencia demoraron más de 40 minutos en arribar al lugar, la Jefa de Gobierno impartía en Morelia una conferencia magistral, paradójicamente denominada “Políticas exitosas de gobierno”.
Definitivamente, la operación del Metro no es una política exitosa en la actual administración de la Ciudad de México. En tan sólo cuatro años de ejercicio han sucedido tres de los cuatro accidentes más graves desde que fue fundado, hace más de 50 años.
El primero fue el incendio del Puesto Central de Control I, en enero de 2021, que tuvo como consecuencia un fallecimiento y 30 heridos; el segundo, en mayo de ese mismo año, el desplome de la Línea 12, que se saldó con 19 muertos y 80 personas lesionadas y el tercero, el reciente de la Línea 3, que dejó una joven fallecida y un centenar de lastimados.
Lo más grave es que, en el caso de los dos primeros, los responsables siguen impunes. Las carpetas de investigación se han dejado en el olvido y se pretendieron resolver con el cambio de funcionarios y culpando a las administraciones pasadas.
Además, en los últimos años han ocurrido otros accidentes menores, que no han cobrado vidas ni lesionados, pero trastocan la operación cotidiana de las diversas líneas y han terminado con la presunción de que el metro es el transporte más seguro, eficiente y rápido en la Ciudad de México.
En todos los casos, los accidentes han sido precedidos por alertas de usuarios, especialistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (SNTSTC). Este último ha venido advirtiendo de la falta de refacciones y materiales para dar mantenimiento a las instalaciones fijas y de rodamiento; que no encuentran eco en las autoridades del Metro y en la Jefa de Gobierno.
A contracorriente de lo que sostiene la Jefa de Gobierno en el sentido de que hay presupuesto para el Metro, de 2018 a 2023 el presupuesto asignado a este ha sufrido un recorte de alrededor de 3 mil millones de pesos. (Infobae, 10 de enero de 2023).
De tal manera que, por más que Claudia Sheinbaum haga piruetas, busque evadir su responsabilidad y recurra a la desgastada figura de los comités externos, como se hizo en el caso de la Línea 12 y ahora para la Línea 3, mientras no se frene la reducción presupuestal y se emprenda una modernización a fondo del Metro, lamentablemente los accidentes podrían seguir ocurriendo, poniendo en riesgo a millones de usuarios.