Por: César M. Jiménez Martínez
Cuando el 11 de marzo de 2020, fue declarada una nueva pandemia por SARS-CoV-2 (COVID-19), el gobierno de México había afirmado que ya estaba preparado para la inminente llegada del virus a tierras mexicanas y el 27 de febrero de ese mismo año, se detectó el primer caso en el país, específicamente en Ciudad de México.
Ahí dio inicio un viacrucis que las y los mexicanos viven día a día. La decisión del presidente López Obrador de encargar de la emergencia al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, en un inició deslumbró a todos y parecía una buena decisión. El supuesto conocimiento, demostrado en su retórica y forma particular de informar, hicieron pensar a muchos que se estaba en buenas manos. Por desgracia, poco a poco, el tiempo y sus errores mostraron que la estrategia implementada por el gobierno federal y los responsables, era fallida, no estaba dando resultados y estaba sumiendo a la sociedad mexicana en un clima de tragedia y muerte.
Muchas eran las evidencias científicas y las voces autorizadas, que incansablemente señalaban al gobierno los errores en su estrategia de combate al COVID-19 y que era importante, por la salud y vida de las y los mexicanos, cambiar el rumbo de la misma. Pero, pese a los errores y el aumento acelerado en contagios y muertes, el presidente prefirió sostener en su puesto a López-Gatell y que se mantuviera su estrategia, antes que reconocer que se había equivocado y dar la razón a opositores y voces contrarias.
La llegada de las vacunas para combatir la pandemia, parecía esperanzadora, pero al dejar en las manos del mismo Gatell, la estrategia de su distribución y recepción de la población, volvieron a poner de manifiesto su ineficiencia, terquedad y criminalidad.
Mucho se ha documentado, punto por punto, paso por paso, las omisiones, deficiencias y errores, del desempeño del que ahora es apodado “Doctor Muerte” y son muchas las voces que no solamente piden su destitución, sino que también urgen que se le procese penalmente. Algunos actores políticos y de la sociedad, han interpuesto denuncias administrativas y penales, mismas que no prosperarán mientras siga contando con el cobijo presidencial.
La salud y vida, están en las manos de cada uno de las y los ciudadanos. Ante el viacrucis que se ha padecido por más de un año, se debe actuar con responsabilidad en la vida cotidiana, dentro de la llamada normalidad y se tiene que seguir cumpliendo con las medidas sanitarias recomendadas, dando prioridad al uso del cubrebocas y el cuidado en la sana distancia.