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Tren Maya

Por: Guillermo E. Quiroga Madrigal

Resulta difícil asimilar el tipo de respuesta que dará el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus conferencias de prensa matutinas. Como todo un buen conocedor, aficionado y jugador de béisbol, el presidente a veces manda unas señales que desconciertan a más de uno en sus típicas respuestas, o ya de plano, cuando anda en plan de pitcher, el presidente manda cada lanzamiento que los reporteros de la fuente deberán sortear y entender.

Una de las tantas respuestas que dio en dichas conferencias y que me llamó la atención fue la del proyecto del Tren Maya. Un «tren moderno, turístico y cultural» con el que Andrés Manuel López Obrador, busca comunicar los principales centros arqueológicos de la cultura maya en cinco estados del sureste mexicano. Y así, detonar el desarrollo económico de los principales destinos turísticos regionales como Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichen Itzá. El objetivo es terminar la ruta del Tren Maya a más tardar en 4 años, según informó López Obrador durante el anuncio del proyecto que costaría aproximadamente 150 mil millones de pesos, que se financiaría con un esquema mixto, es decir, a través de fondos federales y de empresas privadas.

Un proyecto muy ambicioso en su administración, pero no me deja de sorprender el hecho de que el presidente López Obrador realizó el domingo junto con comunidades indígenas un ritual a fin de pedir permiso a la Madre Tierra para la construcción del Tren Maya.

Que quede muy en claro, no estoy en contra de ese tipo de creencia, ¿pero acaso la Madre Tierra le concederá o le negará el permiso?, ¿cómo podremos saber miles de mexicanos que respuesta se tendrá al respecto?

Una cosa es pedir permiso a la Madre Tierra y otra, es el procedimiento para poder ejecutar el proyecto, mismo que conlleva una evaluación de impacto ambiental y presentar la solicitud a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que deberá determinar con ayuda de expertos la viabilidad o inviabilidad de la obra, con criterios de sustentabilidad.

Los expertos en materia ambiental, aseguran que iniciar la construcción del Tren Maya sin un estudio de impacto ambiental tendría afectaciones «catastróficas» y podría causar la desaparición irreversible de hasta 50 especies endémicas.

Sin embargo, el propio presidente recalca que no se talarán árboles para construir el Tren Maya y que el impacto ambiental que éste generará será menor, pues se usarán derechos de vía que el Gobierno Federal ya posee.

 

“Es una obra muy importante porque se va a comunicar una de las regiones de más importancia cultural en el mundo. No hay en otras partes del mundo una región con tanta riqueza cultural como esta región de florecimiento de la gran cultura maya», dijo López Obrador.

Resulta difícil creer que ningún árbol se talará en este ambicioso proyecto que en principio sería de 900 kilómetros y que abarcaba Quintana Roo, Chiapas y Tabasco. Ahora se incrementó a 1,500 kilómetros e incluye los estados de Campeche y Yucatán.

Por estas razones, se podrá decir que el presidente López Obrador cuando se monta en el montículo (podio en la conferencia de prensa) trae en su brazo un abanico de diferentes lanzamientos que van desde una recta de dos o de cuatro costuras, recta de dedos separados o split-finger, recta cortada o cutte, recta descendente o sinker, sin dejar de sorprender a los reporteros de la fuente en las preguntas sobre los temas en cuestión; sin olvidar que cuando está en la caja de bateo, su promedio es arriba de 300, así lo ha dicho el propio presidente y en espera de que así termine su sexenio que recién inicia…seguimos en este Reloj de Arena.

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