La ciudad de Londres superó en apenas un mes los límites máximos permitidos de dióxido de nitrógeno para todo el 2018, a pesar de las advertencias de la Unión Europea (UE).
Según estimaciones del Ejecutivo, Reino Unido no podrá cumplir con los límites legales de contaminación por dióxido de nitrógeno hasta 2026, una información que, a su vez, fue constatada por Karmenu Vella, comisario europeo a cargo de la comisión de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca.
El Reino Unido ha incumplido las normas de la Unión Europea sobre aire limpio desde 2010. Mientras el país está en proceso de abandonar el bloque comunitario, sus leyes siguen vigentes hasta que el divorcio sea oficial.
La contaminación del aire de Londres es en gran parte óxido de nitrógeno que proviene de los gases de escape de los vehículos. La quema de diesel emite significativamente más contaminantes que la gasolina y puede tener un efecto adverso en la salud humana, según han demostrado varios estudios.
La contaminación se cobra unas nueve mil 500 muertes prematuras al año en Londres y 40 mil en todo el Reino Unido. Una larga decena de ciudades británicas figuran en la «lista negra» de la Organización Mundial de la Salud por la mala calidad del aire.
Pese a ello, la batalla contra la contaminación avanza lentamente en la capital británica. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha impulsado algunas iniciativas para tratar de limpiar el aire de la capital.
La introducción del peaje de congestión (11.2 euros para poder circular por el centro a los vehículos matriculados antes del 2006), la modernización de la flota y la desviación de las rutas de autobuses han contribuido este año al ligero avance.
Aun así, el eterno «punto negro» de Brixton Road, al sur del Támesis, acaba de superar el «techo» anual de 18 veces por encima de los 200 microgramos de NO2 por metro cúbico.
«Estamos dando pasos, pero nos sentimos con la manos atadas por la falta de acción del gobierno», denunció Khan.
La ciudad de Oxford pretende crear este año la primera zona de «emisiones cero» de Europa.
En Londres, la zona de emisiones «ultrabajas» entrará en vigor en el 2019 en un perímetro que va mucho más allá del centro urbano.
El alcalde pretende acelerar también los planes para peatonalizar la emblemática Oxford Street, invadidas a todas horas por los autobuses y los viejos taxis de diésel.
La asociación ClientEarth ha llevado al gobierno a los tribunales para obligarle a tomar medidas urgentes ante la «amenaza contra la salud pública».
El máximo tribunal del Reino Unido ha dictaminado que el gobierno ha violado la ley al no tratar adecuadamente el smog.
Grupos de activistas defensores del medioambiente recalcaron que, aunque las políticas propuestas por el Ayuntamiento de Londres durante el último año pueden explicar la mejora relativa, es probable que, en cambio, se deban a las condiciones meteorológicas, que podrían haber dispersado las partículas en el aire.
Las organizaciones apuntaron que la gravedad de la situación requiere intervención estatal y urgieron al gobierno británico a tomar medidas para contrarrestar el problema, entre las que destacaron la creación de zonas «de aire limpio» en las regiones de mayor concentración de polución.
Un portavoz de Greenpeace declaró a los medios británicos que esta situación es parte del «espectáculo anual que evidencia el fracaso del gobierno a la hora de controlar la contaminación del aire de nuestras ciudades».