El régimen que el presidente Daniel Ortega instauró en Nicaragua es totalitario y coarta las libertades que son enfrentadas con una violenta represión, afirmó la escritora Gioconda Belli, una de las principales figuras culturales de la fenecida Revolución Popular Sandinista de los años 80.
Belli, quien se desligó en 1994 del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), critica en forma estricta en diálogo al que fuera su compañero de lucha y enfatiza que Ortega realiza una «acción mesiánica» con la que cree que «instalando un régimen centralista» logrará hacer progresar al país.
Pero Ortega, añadió Belli, «no calculó que su plan implicaba reducir el nivel de libertad de la gente a cero».
«Tomó los poderes del Estado y evitó la participación de la oposición, manipuló las elecciones para poder tener mayoría en la Asamblea Legislativa» a fin de cambiar la Constitución y garantizar su reelección indefinida y de forma inconstitucional nombró a su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, dijo.
Belli, una de las escritoras contemporáneas más importantes de América Latina con más de una docena de novelas, ensayos y poesía traducidos a casi 20 idiomas, destacó que Ortega «ha respondido con una violenta represión a los reclamos de gran parte del pueblo nicaragüense.»
«Cuando Ortega trató de hacer una reforma al sistema de seguridad social y se dieron las protestas reprimió violentamente a los ciudadanos que no estaban de acuerdo», sostuvo.
«Es un gobierno dictatorial y está gobernando por la fuerza de la represión, pues si deja que la población se manifieste él no podría estar en el poder mucho tiempo», apuntó Belli.
A poco más de un año del estallido de las protestas que han dejado un saldo de unos 400 muertos, casi mil detenidos, y unos 60 mil desplazados fuera del país por la represión de la policía y de grupos paramilitares, se ha llevado a cabo un accidentado diálogo entre gobierno y oposición.
Al respecto, Belli recalca que el diálogo es muy importante, pero «para que haya un diálogo realmente útil tiene que haber voluntad de las dos partes de llegar a acuerdos verdaderamente constructivos y tendientes a lograr una solución pacifica de los conflictos».
«Estamos exigiendo de Daniel Ortega y su gobierno que retorne a ejercer el poder de una manera democrática, que limpien la policía y el ejército de elementos que atacan al pueblo, que se pare la represión, que nos permitan la libertad de expresión, de manifestación y que permitan una democracia real», enfatizó la escritora durante la charla.
Agregó que es urgente «que se instale un sistema que pueda ser respetuoso de las disidencias de las minorías que tienen otra perspectiva, que pueda haber una diversidad dentro de las voces que participan en la política y el diálogo tendría que ser un fin para lograr esos objetivos».
Para lograr, agrega, que salgan los presos políticos que han sido capturados por participar en protestas pacificas y acusados de todo tipo de delitos por un sistema judicial totalmente sesgado a la voluntad de los gobernantes.
Necesitamos que haya un voluntad del gobierno de cumplir con los acuerdos y de no usar el diálogo solamente para ganar tiempo y para crear una falsa situación de que estan conversando con la otra parte solamente para que no lo sigan sancionando, expresó la laureada escritora.
«Y para lograr dar la impresión de que están haciendo un esfuerzo, pero realmente lo que lo hemos visto hasta ahora es de que no hay ningún esfuerzo por cumplir los acuerdos y que Ortega está usando el diálogo para crear una cortina de humo y seguir reprimiendo», añadió.
Al referirse a México como posible intermediario en una solución al conflicto, Belli expresa con seguridad: «si puede jugar un papel importante como lo ha jugado a lo largo de la historia de América Latina».
«Estamos preocupados porque exista una percepción en México de que Daniel Ortega está siendo cercado por Washington, no se trata de eso, realmente este es un movimiento popular espontáneo que ha surgido del seno de la poblacion», comentó.
Destacó que «sería un gran error del presidente Andrés Manuel López Obrador pensar que es la influencia de Estados Unidos la que ha dominado esta situación, lo cual ha sido totalmente producto de un proceso interno en Nicaragua que ha rechazado la manera totalitaria y autoritaria de funcionar, del poder, de Daniel Ortega».
La escritora señaló por último cuál es el papel de los intelectuales en esta coyuntura que enfrenta Nicaragua, un país de poetas y volcanes.
«Es el poder de hablar, el poder de la palabra, el poder de decir las cosas que están mal, el poder de analizar y tratar de que nuestra voz se escuche no solamente en Nicaragua sino también fuera del país», puntualizó Belli.