La fruta es, desde que somos pequeños, la comida que nuestros padres desean que comamos. Proscriben la bollería industrial, las galletas y las chucherías y, en su lugar, nos ofrecen melocotones, manzanas o plátanos. A medida que crecemos, nos recuerdan, a través de campañas publicitarias, que tenemos que llegar, al menos, a cinco piezas de fruta para que todo vaya bien en nuestro organismo. Con el tiempo nos convertimos en auténticos devoradores de todo lo que nazca de un árbol, pero, ojo, ¿es posible comer demasiada?
Tiene fructosa. Sí, aunque pensemos que la fruta no engorda o que incluso adelgaza, lo cierto es que tiene fructosa, que es azúcar y que nuestro cuerpo procesa como tal. Es verdad que, en el caso de una manzana o de un kiwi, esa fructosa viene acompaña de fibra, lo que permite que nuestro cuerpo la absorba de una manera más sencilla. Esto no ocurre, claro está, en el caso de los pasteles. No obstante, demasiado azúcar, aunque proceda de la fruta, puede acabar convirtiéndose en grasa corporal, especialmente si nos tomamos un plato por la noche, cuando nuestro cuerpo ya no puede quemar ese aporte energético.
Ojo con tomarla en smoothies o en zumos. Por un lado, están los smoothies o zumos industriales o que compramos ya preparados y que pueden contar con azúcar añadido. Ya os podéis imaginar que estos están totalmente desaconsejados. Pero vamos a hablar también de los que nos hacemos en casa: el zumo es un líquido, con lo que no tiene que pasar por tantos niveles de procesado en nuestro cuerpo, con lo que puede disparar los niveles de azúcar en sangre. Las autoridades recomiendan limitar a un vaso diario.
Te puedes acabar hinchando. Debido al alto contenido de azúcar y de fibra en la fruta, es posible que nos podamos llegar a sentir hinchados si tomamos demasiadas piezas al día. También podemos sufrir picos y caídas de azúcar en sangre, que pueden llevarnos a sentirnos cansados. Por eso, una ‘sobredosis’ de fruta puede afectarnos incluso a nuestra condición física más allá de que acabemos engordando.
¿La cantidad óptima? Depende de tu actividad diaria. Así pues, ¿cuántas frutas hay que comer al día? En realidad, los nutricionistas defienden que con dos piezas del tamaño de una pelota de tenis sería más que suficiente. No obstante, debido a que, además de hidratos de carbono y fibra, muchas también son ricas en minerales, conviene ser flexible y añadir alguna en caso de que hagamos ejercicio o tengamos una actividad física de cierto desgaste.
Cambia frutas por verduras. No obstante, hay una manera sencilla de mantener nuestra dieta rica en fibra y minerales y, al mismo tiempo, reducir la cantidad de azúcar que nos metemos en el cuerpo. Se trata de cambiar frutas por verduras sin fructosa y que nos aporten los mismos nutrientes y, de paso, alguno más. Recordemos que la tan cacareada campaña de ‘5 al día’ hace referencia, no solo a frutas, sino también a vegetales de todo tipo.
