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Desazolve #PIEDRASyVADOS

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Por: Salvador Cosío Gaona

A pesar que los nubarrones son muy amenazadores y presagian una gran tormenta, que podría convertirse en fiero huracán y provocar hasta la destrucción casi total del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la preocupación que por ello invade a cientos de miles de militantes con influencia nacional y en Estados, Regiones y municipios del país, no ha desarrollado la motivación para actuar y todo sigue quedando en presagio y lamentos, hay pues una actitud negligente de muchísimos actores políticos que advirtiendo los signos de la inminente debacle, optan por mantener su reclamo expresado solo en pasillos y pláticas, en convivencia y ni siquiera se animan a plantearlo al seno de sus respectivos órganos colegiados para deliberación y toma de decisiones.

Mucho menos realizan alguna acción concreta y específica para prevenir y tratar de evitar la tragedia política que habría de significar perder la elección federal de junio de 2018 mediante la cual se elegirá nuevo Presidente de la República y se renovará la composición del Senado de La Republica y La Cámara de Diputados que conforman el H. Congreso de la Unión.

Pareciere esa actitud de tantos cuadros y militantes importantes del PRI, como aquella que se cuenta en son de broma en el ámbito popular y habla de un hombre echado en la hamaca, quien le grita a su mujer que le acerque el antídoto del alacrán porque es inminente ser atacado, pero nada hace por evitarlo.

Y en la otra cara de la moneda está el Presidente Enrique Peña Nieto, al que podría señalársele que está como cuando hay problemas y no solo no hace lo adecuado para prevenir más daño o evitarlo, sino que realiza acciones que tienden a empeorar la situación convencido de estar caminando en la ruta correcta, siendo como dicen en el pueblo: ‘ven la tempestad y no se hincan’,pues en vez de evitar seguir actuando y caminando hacia el lado equivocado hundiéndose más y llevando entre sus arreos a su partido el PRI, deteniéndose a reflexionar y con sentido autocrítico reconocer los errores y buscar soluciones, se empecina cayendo más adentro del pantano. Y es que alguien a quien respete y por ello atienda al escucharlo debería decirle con firmeza al Presidente Peña Nieto que debe reflexionar y modificar plan, proyecto, programa y acciones, para evitar el colapso del gobierno y del país y con ello la destrucción de su partido el PRI, debiendo además modificar su actitud y dejar de lado ese terco afán de imponer a cualquier costo a un personaje de entre sus favoritos para que sea ungido candidato a la Presidencia de la República y contender en la elección de 2018, dado que ninguna de sus cartas favoritas en el juego para la mencionada sucesión presidencial ha podido ser capaz de incrementar aceptación popular y posible preferencia electoral, y en vez de generar apertura a los diversos grupos y factores que podrían incidir en la consolidación de una candidatura con más solidez y fuerza adecuadas para aspirar a ser competitivos y quizá ganar, insiste en cerrar todo resquicio de apertura y coparticipación, dejando muy claro que habrá de perseverar en el cierre de espacios y no pretende ceder ni un ápice a nadie en relación a la decisión sobre el candidato presidencial que para los comicios de junio de 2018 habrá de postular su partido el PRI, ese instituto político al que mangonea sobradamente y sin obstáculos pero conduciéndole por la senda que lleva a la derrota. Nadie con ascendencia política y autoridad moral parece animado a decirle a Peña Nieto que es urgente novar estrategia y acciones para buscar evitar la dolorosa derrota.

Y así, obedeciendo fielmente a su patrón político y mandamás absoluto que es Peña Nieto, el gerente en turno de la dirigencia nacional del PRI Enrique Ochoa Reza, consolidó como integrantes del Consejo Político Nacional de esa fuerza política al Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, al titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) Aurelio Nuño Mayer y al de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) José Calzada Rovirosa, pero también al extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y ahora ‘solamente’ Asesor Presidencial, Luis Videgaray Caso, al Secretario de Salud y ExRector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Jose Ramón Narro Robles, además de al Gobernador del Estado de México Eruviel Ávila.

Hemos de recordar que fue muy notorio el que Peña decidió y ordenó hacer que no se utilizare el acto ceremonial del órgano máximo de diálogo y supuesta deliberación del PRI para inventar como nuevo priísta al actual titular de la SHCP José Antonio Meade Kuribreña, que asistió a ese evento que en teoría es ‘exclusivo para Consejeros’, a fin de placearlo en calidad de invitado, dejándoles muy claro a los priistas el mensaje y la orden implícita: deben entender y acatar que: a pesar de su actuación en cargos demasiado importantes durante las administraciones presidenciales a cargo de los panistas Vicente Fox Quezada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, José Antonio Meade, es un experimentado funcionario, experto, eficaz y con la gran etiqueta de ser apartidista y honesto, por lo cual debe ser reconocido como un ciudadano ejemplar que no ha militado ni en el Partido Acción Nacional (PAN) ni en el PRI y que así, en calidad de ciudadano ajeno a militancia partidaria alguna, deberán aceptarlo y en su momento acatar fielmente la orden de apoyarlo si resultáre elegido por Peña como posible candidato de su partido a sucederlo en la Presidencia de la República.

El contraste entre el supuesto apartidismo que se formalizó ante el órgano máximo del PRI en relación a José Antonio Meade, es lo que en su momento ocurrió en relación a Enrique Ochoa Reza, a quien ante ‘lo más granado del priísmo de México se le reivindicó su polémica militancia partidista como supuesto antiguo miembro del PRI, al ser ungido hace unos meses por Peña como el administrador de turno en ese su partido, tras que este personaje había renegado rechazando ostentar militancia priista y afirmado ser apartidista, pudiendo así en su momento ser instalado en una de las ‘posiciones ciudadanas’ en el Consejo General del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), pero impulsado por el PRI.

Lo cierto es que Peña Nieto aún no ha definido a quien elegirá para ungirlo candidato a ser su posible sucesor en la Primera Magistratura pero como se ha asentado, de ninguna forma permitirá que esa decisión se le salga de control, siendo clara su lista de candidateables entre los que ya está José Narro Robles, aunque sus favoritos son Osorio, Videgaray, Meade y Nuño, sin dejar de observar al aún Gobernador mexiquense Eruviel Ávila y la posible inclusión del gerente nacional Priísta Enrique Ochoa Reza.

Y hay que advertir que Peña decidió sacar del ostracismo a Luis Videgaray, tras haberlo tenido resguardado una vez que decidió removerlo por el alud de críticas al haber invitado a la Residencia Oficial de Los Pinos con prematuros honores de Jefe de Estado al patan y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, siendo aún candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Los Estados Unidos de América, de cuya presencia en México fue artífice el extitular de la SHCP a quien al haber resultado Trino ganador de la elección, decidieron mostrarlo nuevamente como una opción en el grupo de favoritos del Presidente para jugar la sucesión presidencial y no se podría descartar fuere instalado como poderoso Jefe de la Oficina de la Presidencia o enviársele como Embajador en Washington, ‘para aprovechar su cercanía con Donald Trump’. Hay voces que sitúan a Videgaray como encumbrable por Peña en la gubernatura del Banco de México (BANXICO) ahora que el actual titular Agustín Carstens Carstens anunció su renuncia efectiva al mes de julio a fin de estar en la posibilidad de aceptar un nuevo empleo como Gerente en el ‘Banco de Pagos internacionales’, lo que le acerca más a su añorado Fondo Monetario Internacional (FMI) que no ha logrado antes obtener, siendo importante advertir que esta posibilidad ha recibido señalamientos críticos de quienes lo ven como impreparado y demasiado partidizado para ser exitoso en dicho encargo y claman por que Peña voltee a ver a otros expertos más apreciados cómo pudieran ser José Angel Gurría Ordóñez y Guillermo Ortiz Martínez, pero debiendo anotarse chocan con el conocido estilo de Peña que se empecina en preferir a sus amigos aún siendo pequeños y no ser aptos para los cargos bajo decisión, como los ya demasiados ejemplos que al respecto hay, siendo el más reciente Luis Enrique Miranda Nava, quien cada vez exhibe más su carencia de formación y capacidad para desempeñar el cargo de Secretario de Desarrollo Social y ya sueña con la Gubernatura del Estado de México o incluso involucrarse como uno más de los presidenciables favoritos del Presidente.

Y en algo que pudiera ser visto como una chispa de lucidez política en busca de mejores opciones para la compleja sucesión presidencial, Peña Nieto aprovechó la Feria Internacional del Libro (FIL) para darle reflectores a José Narro, a quien se le vio ‘moverse como pez en el agua’ entre grandes personajes de los ámbitos académico, cultural, literario, científico y artístico, que además de muy profusa y pensante concurrencia acuden anualmente a ese tan relevante foro de gran impacto local e internacional, que tan amargos recuerdos le propicia al Presidente de México, al ocurrir ahí uno de sus más famosos deslices mentales o momentos en que mostró su bajo nivel cultural, baja formación académica y poca agilidad mental al no poder señalar rápidamente tres libros que hubiere leído en su existencia.

Ante la reiterada mayor aceptación social que las encuestas le adjudican como aspirante presidencial a Andrés Manuel Lopez Obrador, el crecimiento que lleva María Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderon Hinojosa, en contraste con la debilidad de los aspirantes favoritos de Peña, se puede generar un decantamiento a favor de José Narro, personaje al que podrían apoyar tanto militantes del PRI como muchos integrantes de otros partidos y ciudadanos apartidistas, interesados en la política, que no se sienten atraídos por Lopez Obrador como tampoco gustan de otros aspirantes que transitan a través del PRI, PAN o PRD.

El evento del CPN dejó muy claro a los liderazgos priistas que la decisión de Peña Nieto es mantener casi invariable y sin mayor apertura el abanico de quienes están ya bendecidos para ser parte del juego preelectoral de cara a la elección que solo Peña hará el próximo año en cuanto a quien será su delfín y en esa lista ocupan lugar preferente un extraño al PRI, que es Meade, un re inventado como priista y que además fue impuesto como gerente del tricolor: Ochoa Reza, y un renacido, refiriéndome a Luis Videgaray, así como el que quizá sea quien podría ser ungido a resultas de su gran posibilidad de fracaso por si se decidiere Peña a jugar en favor de otros aspirantes de partidos diversos y me refiero a José Calzada, además de las cartas que significan sin duda los más experimentados y catalogados como ‘auténticos políticos priistas’ que no son necesariamente los más cercanos a Peña y esos son: Osorio Chong y Eruviel Ávila. Pero también es ya oficialmente uno más de la lista de presidenciables alguien a quien si se quiere jugar con mejor opción de triunfo, podría ser la mejor carta, refiriéndome a José Narro.

Y es que aunque aún falta aproximadamente año y medio para que se efectúen los comicios del primer domingo de junio de 2018, han abundado ya las encuestas de opinión que tienden a tratar de medir la intención de voto entre los potenciales electores y enfocándose primordialmente en aquellos que manifiestan disposición a ejercer el derecho al sufragio para elegir Presidente de la República para el sexenio que va del primero de diciembre de 2018 al 30 de noviembre de 2024.

El primer punto a señalar sin que para ello se requiera demasiado análisis, es el que la prematura efervescencia en cuanto al proceso electoral de 2018 se debe en gran parte a la muy baja aceptación popular en cuanto a la gestión presidencial a cargo del priísta Enrique Peña Nieto, a quien según las estadísticas que se han difundido ampliamente solo respetan y aprueban un porcentaje que ronda en el 20% de la población mexicana, siendo patentes además desconfianza, descrédito y repudio, tanto por los escándalos en que se ha visto envuelto junto con familiares cercanos y que le han estigmatizado de corrupto, como por la falta de resultados en cuanto a desarrollo socioeconómico y en materia de certidumbre y seguridad. Ligado a este asunto va el debilitamiento del PRI, que es en el que milita y del que es omnipotente dirigente el Presidente Peña Nieto quien cómo sabemos, tiene como ‘Gerente en turno’ encargado formalmente de la dirigencia nacional a Enrique Ochoa Reza, ya que además del resquebrajamiento de sus estructuras tradicionales que han sido manipuladas y minimizadas en aras de evitar participación activa de liderazgos de sectores y gremios así como militancia destacada en el ámbito nacional y regional, imponiendo las dirigencias y las candidaturas a cargos de elección popular, el partido carga con el daño que representa la erosión de su aceptación ante la sociedad por cargar a cuestas el resultado del descrédito del Presidente de la República.

Casi todas las encuestas publicadas muestran que en la elección federal del primer domingo de junio de 2018 difícilmente habrá ganador que en su momento pueda obtener más del 30 por ciento de los votos legalmente emitidos y habrá, por ende, una amplia fragmentación de los votos distribuidos en cuanto a su captación en cuatro o cinco candidatos que podrían coptar entre un mínimo de 15 y un máximo de entre 28 y 30 por ciento de los sufragios emitidos y según esos sondeos de preferencia electoral e intención de voto, los aspirantes identificados más conocidos son Andrés Manuel López Obrador Presidente del Comité Nacional del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que de alguna forma es el único y claro aspirante al seno de su partido y por ende el seguro candidato a la Presidencia y María Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón Hinojosa, que está inmersa en la fuerte lucha intestina que se libra en su partido el Acción Nacional (PAN) y en la que también se hallan el Presidente Nacional de ese partido Ricardo Anaya Cortés y el aún Gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle. Considerando el asunto de intención de votos por partido es el PAN quien se muestra como el más potencialmente preferido siguiéndole, ya empatados, el PRI y MORENA, situados todos muy por encima del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y encontrándose aún más abajo de esas mayores fuerzas políticas el grupo de los partidos pequeños que son el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Partido Movimiento Ciudadano (PMC), el Partido Nueva Alianza (PANAL), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES), que se aprecian estarán luchando por reunir los votos necesarios en aras de preservar su Registro como Partido Político, algunos con más problemas que otros pero finalmente sin prever recibir mucha votación y solo aspirar a preservar su legal existencia y mantener representación en el Poder Legislativo Federal. Cabe advertir la existencia en todas las encuestas de un porcentaje importante, de entre el 11 y el 13%, de potenciales votantes que expresan habrán de optar por candidatos no postulados por partidos políticos, que aunque no tendrán quizá alternativa real de triunfo, si incidirán en el resultado.

Es claro en las encuestas que siendo casi un hecho la candidatura de López Obrador por MORENA y de consolidarse la candidatura por el PAN de Margarita Zavala, la lucha electoral por la obtención de la Presidencia de la República estará entre esos dos personajes y la manifestación de respaldo por ahora aparece muy pareja entre ellos registrándoles un promedio de entre 26 a 29 por ciento de la intención de voto. Las mismas encuestas marcan como el más preferido de entre el amplio listado de aspirantes a lograr la candidatura presidencial por el PRI al Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, pero no le señalan preferencia electoral posible superior a 15% en promedio,
en tanto que en relación al Partido de la Revolución Democrática (PRD) prácticamente al único personaje que advierten como candidateable a la Presidencia de México, es el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México Miguel Ángel Mancera, a quien sitúan en promedio con un bajo nivel de intención preliminar de potencial votación a su favor, con apenas entre 7 y 10 por ciento del potencial monto de sufragios legalmente emitidos.

Se mantiene la expectativa clara en cuanto a que MORENA tiene menor aceptación potencial que la figura personal de su mucho muy posible candidato presidencial López Obrador, pues dicho partido obtiene percepción positiva e intención de voto a su favor de un promedio de entre 19 y 23 por ciento de la población, pero debiendo advertirse que ha crecido sustancialmente y ya está en una franca competencia con PRI y PAN, siendo importante establecer que aún podrían suscitarse importantes acciones producto de la decisión estratégica de concertación de alianzas entre diversos partidos además que en cuanto al PAN, aún no hay definición de candidato como tampoco la hay en el PRI.

Pero reitero, en el tricolor ha venido surgiendo una importante corriente de opinión que atisba la posibilidad de apoyar a un precandidato recién enlistado y que poco se ha medido en encuestas: el Secretario de Salud y exRector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) José Ramón Narro Robles.

@salvadorcosio1
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