En un país donde la discriminación prevalece pese a los avances legales, Contrata LGBTIQ se ha convertido en una de las primeras iniciativas mexicanas que inserta al mundo laboral a la comunidad LGBT, incluyendo migrantes.
Uno de los casos es Leonardo Martínez, de 27 años, quien abandonó su hogar ante la exclusión que afrontó por su sexualidad, por lo que se acercó a Casa Frida, el refugio LGBT que opera el programa, en busca de una comunidad que lo apoyara e incluyera.