El Gobierno británico encajó este martes un chaparrón de críticas y fortísimas presiones para que el primer ministro, Boris Johnson, dé explicaciones por una fiesta celebrada en los jardines de Downing Street en mayo de 2020, cuando el resto del país se atenía a las restricciones por la pandemia.
La última revelación difundida por la prensa, que apunta a que al menos cuarenta personas disfrutaron de un encuentro social con comida y bebida en el patio de la sede del Ejecutivo y residencia oficial de Johnson en pleno confinamiento, ha indignado a la sociedad y ha dado munición a los partidos de la oposición.