Un nuevo legado olímpico despunta en Japón, con la comunidad LGTBIQ aliada con activistas, deportistas y voluntarios para hacer de Tokio 2020 los Juegos de la diversidad y empujar el avance de unos derechos que todavía se resisten en el país anfitrión.
“Soy lesbiana y nunca imaginé confesarlo ante cientos de personas, se me cierra la garganta”, arranca Yuri Igarashi delante de una cámara en Pride House Tokyo, el primer espacio nipón por los derechos del colectivo LGTBIQ.