En un movimiento desesperado por evitar la carga de nuevos gravámenes, transportistas de carga saturaron las garitas fiscales en la frontera entre Sonora y Arizona en las horas previas a la oficialización de aranceles por parte del presidente estadounidense, Donald Trump. Este anuncio, que se hizo eco en la voz de la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha generado un aluvión de tráileres en la garita Mariposa, ubicada al oriente de Nogales, donde las filas alcanzaron varios kilómetros.
Los aranceles, que se implementarán a partir de ayer con una tasa del 25% sobre productos provenientes de México y Canadá, son considerados una represalia por parte de Estados Unidos ante la percepción de laxitud de estos países en el combate al tráfico de fentanilo. Ante esta situación, los transportistas buscaron cruzar la frontera con la mayor cantidad de productos mexicanos posible, incluyendo insumos vitales para las industrias automotriz, aeroespacial y electrónica, así como cultivos de granos, frutas y legumbres.
La garita Mariposa no solo vio un aumento significativo en el transporte de carga, sino que también experimentó un congestionamiento considerable debido a la presencia de viajeros que cruzaron la frontera por el puente con motivo del Día de la Constitución Mexicana, lo que complicó aún más la situación.
Aumento del tráfico en Nuevo Laredo
En un contexto similar, la aduana de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, reportó un incremento de hasta el 100% en el flujo de vehículos de carga. Mientras que las aduanas de Matamoros y Reynosa mantuvieron un tráfico habitual, Nuevo Laredo se convirtió en un punto crítico. Fuentes del sector logístico informaron que el número de tráileres activos ha aumentado notablemente, pasando de 3,800-4,000 en diciembre y enero a 7,000 en la actualidad. Aunque no se pudo establecer una relación directa con las amenazas de Trump, esta alza es innegable y refleja la urgencia de los transportistas por adaptarse a un nuevo panorama comercial.
Esta situación pone de relieve la interconexión entre el comercio mexicano y estadounidense, así como la preocupación de los transportistas por las repercusiones económicas que podrían enfrentar debido a las nuevas políticas arancelarias. Con el futuro del comercio binacional en juego, el sector logístico se mantiene en alerta ante las decisiones del gobierno estadounidense.
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