Toluca confirma la paternidad sobre América, y el Turco Mohamed su dinámica de enseñanza sobre su escolapio André Jardine. Los Diablos Rojos se coronaron Campeón de Campeones. 3-1 el epitafio bajo el cual yace otro sueño hecho pedazos del lastimadísimo #ÓdiameMás.
Lo tomaron muy en serio. Compromiso absoluto. Ambos, el campeón y el emisario desesperado de la revancha. El primer minuto de juego aún no terminaba y América tomaba ventaja. Brian Rodríguez inauguró una avenida por la izquierda, su servicio retrasado encuentra la postura y compostura de Alejandro Zendejas. Y el “10” le pega como ídem. Golazo a los 56 segundos. Diego López vio pasar el balón en alguna dimensión ajena. 1-0.
Al 12’, un balón rechazado por la zaga americanista encuentra perfilado a Franco Romero, quien sin marca ni estorbo, y su disparo sale bajo, angulado, potente, aunque quedaba la impresión de que Luis Ángel Malagón, sin nadie que le bloqueara la visibilidad, se lanza tarde. 1-1.
La gran incógnita era si América había aprendido de la forma en que lo sometió el América en la Final del torneo anterior. Tal vez Jardine sí, pero sus jugadores no. Y había que pagar la factura antes de irse al descanso.
Al 48, ya con el árbitro, con el cronómetro y el silbato ansiosos por terminar la primera mitad, convalida un tiro de esquina. Alexis Vega en el cobro y Bruno Méndez madruga la indolente marca americanista, torciendo el pescuezo, con destino al segundo poste. 2-1, Toluca.
Para el segundo tiempo, El Turco recurrió al simplismo: esperar. América podía rebasar una zona de rompimiento primero, pero la segunda estaba sólida y sabía que los rompimientos eran pasa para su equipo y pesadilla para el adversario si Alexis y Paulinho pepenaban un balón, lo acurrucaban y esperaban los segundos relevos.
América cae, de nuevo, en la emboscada escarlata. Resistiendo en el fondo, pero con transiciones y ataques masivos, Toluca finiquita la noche. Rebotes en el área del América, frentazo de Castro, quien había sustituido a Márcel, y Paulinho, con esa mezcla de sagacidad, técnica y repentización deja –otra vez—atónito a Malagón. Un gol que debió validar el VAR. 3-1, Jardine desolado. Él puede aprender, sin duda, pero ¿puede enseñar?
Para entonces, ya Toluca se agrupa de nuevo. Y resiste, y resiste, porque, eso es innegable, la entrega, la devoción de todos los hijos furtivos de Coapa, era realmente encomiable, pero el Infierno había montado a todos sus diantres al servicio de Cancerbero. 3-1 en el Tetrafracaso de Coapa: ni Liga, ni Mundial de Clubes, ni Concachampions ni Campeón de Campeones.
Sí, un rotundo #Tetrafracasototototote.
Con información de ESPN.