Sería importante que Jalisco pusiera en marcha un programa como el que propuse durante la pasada campaña electoral denominado “Orgullo Turístico de Jalisco”, mismo que planteaba como una medida para promover e impulsar con mayor énfasis el sector turístico; una estrategia adicional al programa “Pueblos Mágicos” para hacer llegar recursos a otros municipios de la entidad.
Hay que generar un nuevo esquema y esto debe ir aparejado con la revisión del impuesto del 2 por ciento al hospedaje, hay una iniciativa que presenté en su momento siendo diputado local, en la que planteaba que el impuesto fuera municipal, se generara en la Ley de Ingresos de los municipios y que cada ayuntamiento determinara el monto y la forma de operarlo.
Actualmente hay una contradicción con ese impuesto porque es estatal pero se convenia con los municipios para que lo cobren y a su vez se ponen en un fideicomiso que en muchos lugares ha funcionado bien y en otros ha sido señalado como mal manejado por privilegiar el gasto en publicaciones que no tienen la influencia o el impacto necesario para apoyar a los municipios y/o en eventos que no tienen la profundidad o la dimensión necesaria para ser considerados útiles para la promoción turística de los municipios. Pero además hay una gran evasión fiscal, hay demasiados hoteles pequeños, casas de arrendamiento turístico o muchos hoteles que venden sus cuartos más allá de nuestras fronteras y que no dejan el impuesto de hospedaje en Jalisco o en México.
El programa «Pueblos Mágicos» que nació en 2001, resultó altamente interesante para algunas regiones de México en materia turística, encontró rápida aceptación, y ciertamente fue un detonante importante para ciertas zonas del país que se encontraban en total abandono pese a sus atractivos y riquezas naturales. Pero también es verdad que hubo un momento en que se manejó de una manera distinta a la de observar específicamente las características y el potencial de los pueblos para convertirlos en pueblos mágicos. Se involucraron intereses políticos, se desviaron recursos, se registraron casos de corrupción y se desvirtuó el espíritu para el que fue creado. Tal vez por ello, es hasta cierto punto entendible la inusitada desaparición del programa “Pueblos Mágicos” del presupuesto federal anunciada para 2019, que dejará sin recursos por este concepto a los 121 municipios que lo conforman.
Pueblos Mágicos es un programa desarrollado por la Secretaría de Turismo (Sectur) de México en conjunto con diversas instancias gubernamentales, que reconoce a quienes habitan estas ciudades y el trabajo que han desarrollado para proteger y guardar su riqueza cultural. De acuerdo a una publicación en internet, a partir de entonces la SECTUR ha distinguido a 121 municipios integrándolos al programa. Su entorno varía desde la fuerte influencia del pasado indígena, el gran legado del antiguo imperio colonial español, la preservación de tradiciones seculares y ancestrales, e importantes lugares de acontecimientos históricos en la vida de México.
Entre los objetivos por los que fue creado el programa Pueblos Mágicos se encuentra: Estructurar una oferta turística complementaria y diversificada hacia el interior del país, y cuyos singulares sitios tienen grandes atributos histórico-culturales. Generar y promocionar las artesanías, festividades, tradiciones y gastronomía del lugar. Impulsar productos turísticos como la aventura, deporte extremo, ecoturismo, pesca deportiva y revalorar, consolidar y reforzar los atractivos turísticos de este conjunto de poblaciones del país, las cuales representan alternativas frescas y diferentes para atender a la naciente demanda de visitantes nacionales y extranjeros. Así también este programa se desarrolla con el fin de reconocer la labor de sus habitantes quienes han sabido guardar para todos, la riqueza cultural e histórica de su hogar.
El programa ha provocado discrepancias entre partidos políticos, muchos municipios buscaban recibir la declaración para obtener mayores recursos presupuestales y otros municipios (principalmente de Oaxaca y Chiapas) habían rechazado el programa porque lo consideraban un atentado contra el valor patrimonial de los pueblos, así como la pérdida del patrimonio tangible e intangible de estas poblaciones pintorescas.
Se generó un esquema en el que se entregaban las distinciones de manera apartada de los criterios básicos, pretendiendo dotar de alguna forma de un número importante de ellos a estados con mayor importancia demográfica o económica; en ocasiones muchas poblaciones que de acuerdo a sus características debían ser consideradas quedaban fuera porque ya había tres o cuatro que era el número asignado para una entidad y había entidades que no tenían poblaciones de esas características pero como había que tenerlas para cubrir la cuota que se había asignado, otorgaban el distintivo a poblaciones carentes en lo general de estas significaciones especiales. Hay muchas poblaciones que no tienen la categoría asignada y la merecen, y otras más que sin merecerla la tienen por razones simplemente de equilibrio político mal entendido a mi juicio.
El tema fundamental es que a partir del otorgamiento del distintivo no hubo un seguimiento ni un apoyo institucional permanente para mantener la calidad de los servicios turísticos, de los servicios de infraestructura, servicios de seguridad, de las condiciones de hospitalidad en general y de atractivo para privilegiar esto y después vino simplemente el decaimiento de la forma en que se operaban los recursos.
Jalisco suma nueve pueblos mágicos: Chapala, Tequila, San Sebastián del Oeste, Mascota, Lagos de Moreno, Mazamitla, Talpa, Tapalpa y recientemente, San Pedro Tlaquepaque y considero oportuno que el estado se aboque a generar, cuidar y apoyar para que a los pueblos mágicos los sostengan y para que otros que tengan esa posibilidad también lo logren.
A mi me tocó iniciar la gestión para que San Sebastián del Oeste se convirtiera en Pueblo Mágico, un auténtico pueblo mágico; la gestión fortificó apenas hace poco, yo la inicié siendo diputado federal en la Legislatura 58 del Congreso de la Unión en el año 2003 y se dejó sembrada la semilla, la cual germinó recientemente, pero ya en una época en la que prácticamente había pocos apoyos y recursos federales.
Sin embargo, hay que avanzar en el tema; urge una nueva cultura de promoción turística y urge algo que los ayude a mantener el nivel, urge capacitación, actualización, urge respaldo real para que sigamos teniendo una posibilidad de avanzar más en materia de promoción turística, de captación de turismo y de una mejor atención para que haya una mayor derrama económica.
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