Tocar o no tocar. Esa es la cuestión.
Es un dilema al que inevitablemente todos nos hemos enfrentados en algún momento.
Un amigo te presenta a alguien y en un segundo debes decidir cómo lo saludas. ¿Le ofreces la mano? ¿Le das un beso en la mejilla?
Siempre hay el riesgo de que se te pase la mano y, si se trata del sexo opuesto, no es difícil dar mala impresión.
Y aunque hay evidencia de que dar un beso en la mejilla se está volviendo más común, no es necesariamente lo más apropiado en todas las situaciones.
En intento por mapear el contacto físico entre las personas, investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Aalto, en Finlandia, condujeron el mayor estudio jamás hecho sobre contacto físico.
A 1,368 hombres y mujeres de cinco países –Rusia, Finlandia, Italia, Francia y el Reino Unido– le mostraron imágenes del cuerpo humano de frente y de costado y se les instó a indicar las áreas del cuerpo donde se sentían cómodos con ser tocados y por quien.
Según dijo a BBC Mundo Juulia Suvilehto, una de las investigadoras, los resultados fueron combinados para crear el primer mapa de las áreas en las que es aceptable tocar dependiendo de la relación con la persona y cuáles están definitivamente fuera del alcance.
Vínculo emocional y contacto físico
Uno de los principales hallazgos es algo que quizás ya sospechábamos: que el grado de contacto físico está muy relacionado con el vínculo emocional que se tenga con la persona.
«El toque se interpreta en función del contexto de la relación con la otra persona. La cantidad de áreas del cuerpo que son más aceptables al toque varían dependiendo de qué tan fuerte es el vínculo emocional con la persona», dijo a BBC Mundo Suvilehto.
Pero esto hay que matizarlo. Por ejemplo, ¿le permites a tu papá o a tu mamá o a tu hermano que te toque en los genitales o en las nalgas?
Los genitales y las nalgas continúan siendo áreas tabú, y esto incluye cierta reticencia a que personas que en principio podrían ser consideradas cercanas a ti, como tu padre, tu madre o tu hermano te toquen allí.
Los hombres en general –según la investigación- se sienten más cómodos con ser tocados que las mujeres, excepto cuando el que los toca es otro hombre.
Mientras que las mujeres permiten en general que las toquen en más áreas del cuerpo.
Sin embargo, éstas no quieren ser tocadas por hombres extraños o apenas conocidos en ninguna parte del cuerpo, excepto en las manos.
Y como recordó el polémico caso de la presentadora de Televisa Tania Reza, que fue tocada en un seno por su compañero de programa en plena transmisión, hay zonas donde definitivamente no se puede tocar en público o sin autorización.
Además, como quizás sospechábamos, los hombres se sienten muy a gusto con que los toquen mujeres desconocidas en cualquier parte del cuerpo, incluso en los genitales.
Al menos en Europa, o más específicamente en los países que abarcó el estudio, saludar a personas que acabas de conocerse con un beso en una mejilla es un gesto que a muchos perturba.
«Besar a un extraño en la mejilla puede aún perturbar a muchas personas, aunque hoy en día se va volviendo muy común. Hay personas que rápidamente dan la mano a fin de evitar una cercanía indeseada», dijo a la prensa británica el profesor Robin Dunbar, profesor de psicología evolutiva, y uno de los autores del estudio.
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En América Latina
El estudio no abarcó a América Latina, pero en general los latinoamericanos tendemos a tocarnos más. O al menos eso pensamos.
«El latino es por lo general más amoroso, más cariñoso a la hora del contacto físico, pero aun así lo más común cuando nos introducen a un extraño es extenderle las manos», dijo a Mario Sola, experto en comunicación no verbal de Argentina y director de la firma Hablando con el Cuerpo o Hcc Integral.
Y el saludo con las manos también tiene sus variaciones.
Por ejemplo, existe el llamado «Mano de Pescado», que es un toque de manos «suavecita, que no aprieta, y no da una muestra de familiaridad con la otra persona».
La situación es sin embargo más fluida. En general el beso en la mejilla es bastante aceptado. En algunos países -como Venezuela- es bastante común incluso con personas poco conocidas.
En la mayoría se acepta entre hombres y mujeres, o solo entre mujeres, pero hay algunos en los que los hombres también se saludan de esa manera, como en Argentina.
Sola cuenta cómo en Argentina, con frecuencia en entrevistas de trabajo hay hombres que saludan con un beso a las entrevistadas, «aunque no sea correcto».
Y también varía dependiendo de la edad. El experto argentino cuenta que entre muchos de sus alumnos jóvenes es común saludar con un beso a alguien que le acaban de presentar.
Tenemos, además, un amplio rango de toques con las manos, todos con significados variados.
Saludar a alguien colocándole la mano en la parte alta de la espalda, cercano al cuello «da una muestra de dominio» dice Sola, en la parte media de la espalda es acompañamiento.
Muy cercano a la cintura baja implica algún vínculo emocional o, si no conoces a la persona, acoso. Y ni qué decir de los genitales y las nalgas.
«Cualquier gesto que tenga una proximidad de 50 centímetros, si tengo conocimiento previo de la persona está perfecto, si no ya entra en una zona privada de la persona», explica Sola.
Pero tanto en América Latina como en buena parte del resto del mundo, si estás en duda, el saludo con la mano parece ser la opción más segura, si quieres evitar situaciones embarazosas.