La prohibición total del internet de fibra óptica ordenada por el liderazgo talibán se extiende por Afganistán, afectando a oficinas gubernamentales, instituciones públicas, empresas privadas y hogares en múltiples provincias. La medida, justificada por las autoridades como una acción para “prevenir la inmoralidad”, marca un nuevo episodio de control tecnológico desde la llegada al poder del régimen en agosto de 2021.
La provincia de Balkh confirmó el martes la interrupción del servicio Wi-Fi, mientras que el jueves se reportaron cortes similares en Baghlan, Badakhshan, Kunduz, Nangarhar y Takhar. Aunque la red móvil permanece activa, funcionarios locales señalaron que se buscan alternativas para cubrir necesidades básicas de conectividad.
Siddiqullah Quraishi, representante de la Dirección de Cultura en Nangarhar, confirmó el apagón a medios internacionales, mientras que la oficina del gobernador en Kunduz compartió la información a través de canales oficiales. La Organización de Apoyo a los Medios de Afganistán condenó la medida, advirtiendo que representa una amenaza directa a la libertad de expresión y al acceso ciudadano a información esencial.
Hasta ahora, la mayoría de las provincias afganas contaban con servicios de fibra óptica. En 2024, el Ministerio de Comunicaciones había anunciado una red de más de 1,800 kilómetros, con planes de expansión. La reciente prohibición interrumpe ese desarrollo y plantea nuevos desafíos para el ejercicio de derechos digitales en el país.
