En su reciente publicación, Ella, Clarice Lispector, Buzali parte de un hecho crucial en la vida de la escritora para iniciar una exploración profunda sobre su carácter y su legado. La narrativa comienza en 1966, cuando una madrugada, Lispector es rescatada de las ruinas de su departamento incendiado por un cigarrillo encendido. La escena, que la llevó a sufrir quemaduras de tercer grado, marca un punto de inflexión en la biografía de la autora brasileña (1920-1977).
La escritora y ensayista explica que su intención fue desentrañar qué se ocultaba tras la figura pública y literaria de Lispector. “Quise indagar qué había más allá del mito, para entenderla como mujer, madre, esposa y ser humano, con sus dolores y su misticismo”, afirma en entrevista. La obra de Buzali se apoya en biografías de referencia, como las de Benjamin Moser y Nadia Gotlib, además de su propia interpretación de la vida y obra de Lispector.
El accidente, que la llevó a una recuperación marcada por el dolor y la introspección, fue el punto de partida para profundizar en la relación de Lispector con su mundo interior y su escritura. La autora también aborda cómo el entorno diplomático en el que vivió, junto a su esposo Maury Gurgel y sus hijos, influyó en su percepción del mundo y en su obra. Asimismo, la relación con su hermana Nélida Piñón, su secretaria Olga Borelli, y su interés por el tarot aparecen como elementos que enriquecen la complejidad de la escritora.
Buzali destaca que su novela es una ficción basada en hechos reales, con el propósito de ofrecer una visión más humana de Lispector, alejándose del mito para comprender sus dolores, su espiritualidad y su transformación personal. La portada del libro presenta una fotografía de la actriz Rita Elmore, quien interpretó a Lispector en una serie de televisión. La elección, explica la autora, busca reflejar esa imagen de mujer enigmática y fatal, que, tras el incendio, perdió su belleza y su relación con la sensualidad.
Finalmente, la relación de Clarice Lispector con su amiga Nélida Piñón y Olga Borelli, su secretaria y confidente, son resaltadas como vínculos fundamentales en su vida. “Nélida fue una gran amiga y apoyo para Clarice, al igual que Olga, quien estuvo muy cercana a ella en sus últimos años”, concluye Buzali.
La obra de Buzali invita a una reflexión sobre quién fue realmente Clarice Lispector, más allá del mito, y cómo su misticismo y sus dolores personales influyeron en su legado literario y en su percepción como mujer y ser humano.