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Socavar los contrapesos

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Por: Verónica Juárez Piña

Coordinadora GPPRD 

Cámara de Diputados 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha jugado un papel fundamental en la democratización de México. Es difícil de entender el avance de los derechos y libertades sin la apertura de las y los ministros de la SCJN. La autonomía ha sido fundamental para no caer en la órbita de los intereses políticos y partidistas.

En temas muy polémicos, la Suprema Corte ha sido muy celosa a la hora de cuidar su independencia y elaborar sentencias con apego a la ley y sin seguir ninguna línea marcada por el Ejecutivo Federal o algún poder fáctico.

Por ello, me preocupa el uso partidista y faccioso que Presidente de la República, Manuel López Obrador, quiere hacer del máximo tribunal del país. Primero, violando su autonomía y queriendo imponer sus sueldos y prestaciones. Luego, amagando con los senadores de su partido, Morena, para restarle competencias, independencia y destituirlos.

Y, al final, enviando ternas al Senado de la República que no se ajustan al perfil  académico, profesional y experticia que se requiere para ser Ministro de la SCJN.

Ternas que, además, tienen conflictos de interés, trayectorias partidistas y discursos que claramente violan los derechos humanos. Resulta increíble que un gobierno que se asume de izquierda, se apoye en perfiles que expresan tabúes conservadores y que ni siquiera comprenden el funcionamiento de la Suprema Corte.

Las y los perredistas nos hemos opuesto al uso faccioso de la SCJN durante décadas. Lo hizo Enrique Peña Nieto al proponer candidatos como Eduardo Medina Mora, con claros vínculos partidistas y sin independencia de criterio.

Un o una ministra de la Corte tiene que gozar de plena autonomía, formación y entendimiento sobre el papel del Poder Judicial en una democracia. De todos estos requisitos carecen Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz Ahlf y Celia Maya García; la terna que AMLO envió al Senado de la República para sustituir a la Ministra Margarita Luna Ramos y; por lo tanto, no son elegibles.

Las y los senadores deberían tomar en cuenta los argumentos de este tipo que se han planteado desde diversos ámbitos. El Primer Mandatario debería escuchar las voces que piden que eleve el nivel de sus propuestas para la Corte.

Sería trágico para nuestra democracia que la SCJN se convirtiera en aplaudidora y no fuera un contrapeso efectivo a las decisiones de los poderes Legislativo y Ejecutivo. Es impostergable plantear y discutir una ley de designaciones profunda y que acote la discrecionalidad a la hora de enviar ternas.

No se vale que los presidentes en turno, sobre todo cuando tienen mayorías, manden los perfiles que se les dé la gana y no haya forma de limitar esta atribución.

Apoyamos la idea que sea una mujer la ocupe el puesto en la Corte. Sin embargo, exigimos que cubra el perfil que se requiere, que esté dispuesta a ejercer plenamente las facultades que la Constitución de la República le otorga al Poder Judicial, y que no tenga conflictos de intereses, ni políticos ni empresariales.

En el Partido de la Revolución Democrática estamos abiertos a valorar cualquier perfil que cumpla con los parámetros que marca nuestra Carta Magna. Preservar las facultades e independencia de los tres Poderes de la Unión es fundamental para mantener el equilibrio de poderes. Ni un paso atrás en la consolidación de la democracia por la que tanto hemos luchado las y los mexicanos.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2