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Salud en Jalisco: Lemus toma el timón frente al rezago

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Por: Carlos E. Martínez Villaseñor

Jalisco enfrenta un reto mayúsculo en salud pública. Con millones sin acceso —37.1 % de la población y hasta 54.8 % en zonas rurales según datos del CONEVAL 2022—, la dualidad entre el sistema federal y el Seguro Salud Jalisco expone fallas estructurales que impactan todos los niveles de atención médica. En medio de esta encrucijada, el gobernador Pablo Lemus ha intensificado su intervención desde el primer día de su administración.

Una de las primeras acciones fue respaldar el programa federal “Salud Casa por Casa”, en coordinación con el IMSS y la Secretaría de Bienestar, mediante el cual se desplegarán en Jalisco más de 1,500 enfermeros y promotores para atender a personas adultas mayores y con discapacidad directamente en sus domicilios. Esta colaboración, inédita para un gobierno estatal que antes se resistía a programas federales, marca una señal de apertura que puede dar frutos en la coordinación interinstitucional.

En paralelo, Lemus ha fortalecido el programa estatal “Médicos y Médicas de Jalisco en tu Hogar”, movilizando a más de 1,700 profesionales de la salud por los 125 municipios del estado. Esta estrategia, complementada con una nueva inversión en infraestructura hospitalaria, busca ampliar la cobertura y cerrar la brecha histórica en acceso a servicios médicos, especialmente en municipios del interior donde más de 80 centros de salud siguen operando sin médicos permanentes o sin personal especializado.

El gobierno estatal también ha anunciado la construcción de nuevos hospitales regionales, incluido uno enfocado exclusivamente en la atención integral para mujeres, y otros que atenderán enfermedades crónicas como cáncer, diabetes tipo 1, salud mental y adicciones. A través de la reactivación de la Red Jalisciense de Municipios por la Salud, el gobernador ha generado coordinación directa con las alcaldías para rehabilitar unidades médicas, enfrentar brotes de dengue y fortalecer campañas comunitarias de prevención.

En materia de medicamentos, la administración estatal reporta un abasto superior al 92 % en centros de salud y hospitales públicos. Además, se ha reforzado la atención médica continua 24/7 en regiones con carencias severas, especialmente en la Sierra de Amula, la región norte y algunos municipios de Los Altos. Se han lanzado también campañas de prevención para enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes, que representan hoy las principales causas de mortalidad en la entidad.

No obstante, el gran obstáculo sigue siendo la fragmentación del sistema. Aunque la estrategia de Lemus ha dado señales positivas, Jalisco aún mantiene un modelo estatal separado del IMSS-Bienestar, lo que impide una verdadera universalización de servicios. A esto se suma que más de tres millones de jaliscienses continúan sin acceso efectivo a servicios de salud, en particular en regiones rurales y periféricas de la zona metropolitana.

Desde el ámbito legislativo, los avances han sido tibios. El Congreso del Estado ha aprobado algunas reformas en materia de salud mental y prevención de adicciones, como el llamado “código mariposa” para la atención de crisis emocionales; sin embargo, estas normas aún no se traducen en acciones prácticas con presupuesto asignado. A nivel federal, los diputados por Jalisco tampoco han impulsado reformas estructurales. Existen puntos de acuerdo sobre diabetes tipo 1, prótesis y salud mental infantil, pero no hay leyes aprobadas ni partidas presupuestales federales etiquetadas específicamente para el estado.

El presupuesto estatal destinado a salud en 2025 asciende a poco más de 125 millones de pesos, y si bien el gasto federalizado para Jalisco alcanza los 142 mil millones de pesos, no hay claridad sobre qué porcentaje se dirige directamente a salud pública. Esta falta de etiquetado complica el desarrollo de infraestructura y la contratación de personal médico, particularmente en comunidades alejadas.

Pablo Lemus ha puesto en movimiento una estrategia estatal ambiciosa: atención médica a domicilio, nuevos hospitales, abasto de medicamentos y coordinación con municipios. Son avances tangibles, necesarios y urgentes. Pero sin una estrategia federal alineada, sin recursos etiquetados y sin reformas legislativas integrales, la transformación del sistema de salud en Jalisco seguirá incompleta.

La salud no puede ser una política de coyuntura. Requiere planificación, continuidad y una visión que trascienda sexenios. Hoy más que nunca, Jalisco necesita que su clase política —tanto en el Congreso local como en San Lázaro— esté a la altura de las necesidades reales. Porque sin salud, no hay desarrollo. Y sin presupuesto ni ley, cualquier política será solo una buena intención.

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