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Saltarse las comidas, una práctica insana

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Al saltarse una de las principales comidas el cuerpo pasa demasiadas horas sin ingerir alimento lo que puede provocar consecuencias negativas a todos los niveles: aumento de peso, problemas estomacales…

El cuerpo humano tiene unos hábitos y unas conductas rutinarias que deben seguirse. El organismo debe ingerir alimentos cada cuatro o cinco horas aproximadamente. Para eso, deben realizarse cinco comidas divididas en desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.

Es importante realizar cada una de ellas e intentar no saltarse ninguna. Aunque todas son imprescindibles, el desayuno es la comida más importante del día. Con ella comienza el proceso de consumo y ahorro de energía y lleva al organismo a decidir en las primeras horas del día como actuará respecto a sus niveles de energía.

¿Qué le sucede al organismo cuando hay un salto en las comidas?

Una de las reacciones más comunes y más gráficas que se producen cuando una persona se salta una de las comidas es la ansiedad. Al haber pasado una gran cantidad de horas entre una comida y otra, se come con una mayor rapidez, una mayor cantidad de comida y sobre todo, se genera hiperglucemia, lo que provoca un inesperado aumento de peso.

También se van desencadenando una serie de reacciones en la personalidad del individuo que van desde el mal humor por el hambre y la falta de nutrientes, nerviosismo, impaciencia e incluso mareos provocados por la falta de azúcares. Quizá sean sensaciones que el ser humano no es capaz de explicar o no es consciente de que le suceden pero que se generan constantemente y como una reacción en cadena.

Cuando se saltan comidas y el organismo no dispone de los azúcares y nutrientes esenciales para abastecerse y continuar con sus funciones y sus acciones mecánicas, éste comienza a realizar un uso de las reservas de azúcares almacenados en el hígado y los músculos. Una vez que este paso ya no está disponible y el cuerpo ha agotado sus reservas, el organismo pasa a usar otras fuentes de energía como son las grasas.

Este proceso que puede resultar sencillo y aparentemente, no dañino puede provocar graves consecuencias en el organismo: estreñimiento, náuseas, mareos… y en el cerebro, cosa que puede resultar más peligrosa a largo plazo.

Si el objetivo del salto de comidas es la pérdida de peso no llegará a verse un buen resultado sino más bien el efecto contrario.

¿Cuáles son las posibles consecuencias de esta práctica?

Aunque parece lógico que saltarse una o más comidas pueda ayudar a disminuir los kilos de más, resulta que no es cierto. Más bien lo contrario. Las ansias con las que se ingiere la siguiente comida sólo llevan a consumir mayor cantidad de alimentos y más calorías.

El metabolismo se encuentra en un proceso más lento derivado del aumento de horas en el que se ha visto sumido y cuando se comienzan a ingerir alimentos se encuentra en un punto ralentizado que evita que todas las grasas sean metabolizadas de la manera más rápida y efectiva.

Además, ha quedado demostrado que cuantas más horas pasen entre comidas más cantidad de apetencias se generan en nuestro cerebro y generalmente las mismas suelen manifestarse en alimentos ricos en azúcares y grasas, es decir, los menos saludables.

Una de las consecuencias más graves de saltarse las comidas es la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2. Según diversos estudios, saltarse las comidas obliga al páncreas a generar más insulina colapsando su funcionamiento y provocando que no pueda llegar la glucosa a la sangre. También puede producirse una hipoglucemia o bajada de azúcar debido al exceso de horas sin ingerir alimento.

El síndrome metabólico es otra de las consecuencias del ayuno continuado y la falta de comida. Es un conjunto de varias enfermedades que pueden derivar en problemas cardiacos o en la propia diabetes mencionada con anterioridad. Las personas que padecen este síndrome sufren hipertensión, altos índices de triglicéridos y glucosa en sangre.

A la larga, los saltos en las comidas pueden llevar a problemas cardiacos producidos por una mala alimentación. Cuando el ser humano se salta las comidas o evita alimentos indispensables para su buen funcionamiento, todo se traduce en problemas como la hipertensión, el colesterol o el desequilibrio de la glucosa en la misma, en definitiva, los mismos problemas de salud.

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