Ruanda expulsa a más de mil 500 burundeses desde el viernes

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    Desde el viernes, Ruanda ha expulsado a mil 500 burundeses, la mayoría asentados desde hace tiempo en el país, al considerarlos como inmigrantes ilegales, según fuentes oficiales de Ruanda y Burundi.

    Las autoridades ruandesas, que mantienen frías relaciones con el régimen burundés, indicaron que estas expulsiones se produjeron en el marco de los controles habituales y no se dirigían «particularmente a los burundeses».

    «Contábamos con un cierto número de burundeses distribuidos por todo el país que no tenían documentos», declaró Séraphine Mukantabana, ministra ruandesa encargada de los refugiados. «Se trata de burundeses no refugiados, en situación irregular, que han elegido deliberadamente volver a Burundi en busca de los papeles indispensables para su estancia. No ha habido presión», aseguró.

    Un oficial ruandés, que no quiso revelar su identidad, niega la noción de reciprocidad y señaló que miles de ruandeses víctimas de malos tratos huyeron de Burundi desde principios de la crisis en este país en abril de 2015, y añadió que los ruandeses en situación irregular en Burundi son sistemáticamente expulsados.

    En Burundi, Philippe Ngabonziza, administrador de Ntega, una comuna de la provincia fronteriza de Kirundo, afirmó que su localidad acogió «entre el viernes y el domingo» a «mil 320 burundeses expulsados de Ruanda».

    A mediados de febrero, Ruanda amenazó con relocalizar en terceros países a los refugiados burundeses que huyen de la crisis política en su país.

    Según fuentes de ambos países consultadas, los burundeses expulsados este fin de semana no corresponderían a esta categoría.

    «Algunos vivían en Ruanda desde hace diez años con trabajos temporales. Han sido obligados a dejarlo todo», afirmo el gobernador de Ngozi.

    Desde hace varios meses, Burundi acusa a Ruanda de reclutar y entrenar a refugiados burundeses con el fin de derrocar al presidente burundés Pierre Nkurunziza. La reelección de Nkurunziza en julio de 2015 por un tercer mandato ha puesto a Burundi en una grave crisis política que ha dejado 500 muertos y 270 mil refugiados.

    Un informe por ahora confidencial de la ONU al que se tuvo acceso este viernes, acusa de nuevo a Ruanda de entrenar a los refugiados burundeses y afirma que este apoyo «ha continuado durante principios del año 2016», algo que Ruanda desmiente categóricamente.

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