Por: Verónica Juárez Piña
Coordinadora GPPRD
Cámara de Diputados
En el marco de la conmemoración del Día del Niño, es oportuno reiterar que no sólo se debe tener presente a las niñas y niños el 30 de abril, su día debe ser todos los días del año, sobre todo porque queremos que gocen de todos los derechos que les corresponde.
De ahí que la fecha debe ser ocasión no sólo para celebrar, sino también para revisar cuál es la situación que vive la niñez de México y del mundo.
Es pertinente recordar que en 1989 fue aprobada la Convención sobre los Derechos del Niño. Y a la fecha, la Convención sigue siendo el instrumento internacional de Derechos humanos con el mayor número de ratificaciones en la historia.
Sin duda, esto refleja el reconocimiento de los países del derecho que tienen las niñas y niños a sobrevivir y desarrollarse; a vivir libres de violencia, abuso y explotación; al derecho a la educación; a contar con una identidad; a no ser discriminados; a que sus puntos de vista sean respetados; y a que se implementen medidas y acciones que observen plenamente sus intereses.
Respetar los derechos de las y los niños es fundamental para su desarrollo y su bienestar, para que de esta forma llegue a ser realidad vivir en un mundo de paz, de equidad, de seguridad, de respeto por el medio ambiente y de responsabilidades compartidas; en resumen, un mundo apropiado para los niños y las niñas.
Nos queda claro que toda Nación comprometida con su infancia, debe reconocer que resguardar y cumplir con los derechos de las niñas y niños es fundamental para proteger el período de la infancia como una etapa totalmente diferenciada de la edad adulta, a fin de construir un lapso en el que ellos y ellas puedan crecer, aprender, jugar y desarrollarse a plenitud.
Sin embargo, según algunos datos de UNICEF en su informe Estado Mundial de la Infancia 2018, 6 de cada 10 niñas y niños de 1 a 14 años han experimentado algún método de disciplina violenta; los casi 40 millones de niños, niñas y adolescentes que viven en México, más de la mitad se encuentran en situación de pobreza y 4 millones viven en pobreza extrema; el 91% de niñas, niños y adolescentes indígenas viven en condiciones de pobreza; 1 de cada 10 niños y niñas menores de 5 años en México registra desnutrición crónica; casi 3 de cada 10 adolescentes de entre 15 y 17 años se encuentran fuera de la escuela.
Por su parte, en esta semana, la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM), concluyó en un estudio que en los últimos cuatro años en México han sido asesinados 4 mil 299 menores de edad producto de la violencia; en tanto que el primer trimestre de 2019 fue de los más violentos en las últimas dos décadas para las niñas y niños, ya que en promedio se registraron 3 homicidios de infantes por día.
Sin duda, estos mínimos datos son tan solo una pequeña muestra de la realidad que enfrenta la niñez en México, sin dejar de mencionar a niñas y niños que viven en las calles luchando por sobrevivir, niños acusados, señalados, estigmatizados, reprimidos, marginados, privados de su libertad injustamente.
Niñas y niños a quienes se les ha negado el derecho a la dignidad, al juego, a la justicia, a la libertad, a la igualdad, niñas y niños golpeados, maltratados, extorsionados, violados, explotados, niños que abandonan la escuela porque tienen que trabajar.
Sin embargo, es pertinente reconocer que en el país han existido diversas acciones encaminadas a solucionar la problemática y mejorar las condiciones de la infancia, como es la publicación de la Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (LGDNNA) en el año 2014 y la creación del Sistema Integral de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, mecanismo dirigido a coordinar la acción pública del gobierno para optimizar las condiciones individuales y colectivas de este grupo poblacional.
Pero no cabe duda que la infancia en México está pasando por una gran crisis, ya que millones de niñas y niños no disfrutan plenamente de esta etapa, miles de ellas y ellos están en las calles tratando de sobrevivir, miles de niños guardando silencio por diferentes circunstancias de maltrato, miles de estos pequeños trabajan en las calles para llevar dinero a sus hogares.
En el Partido de la Revolución Democrática no bajaremos los brazos y seguiremos luchando por la construcción de una nueva cultura y una mayor toma de conciencia sobre la perspectiva de infancia, ya que la importancia que tiene el desarrollo y la formación de la personalidad de las niñas y niños y de la calidad de vida que se les proporcione desde su temprana edad, darán forma a las mujeres y hombres del futuro, que nos mostraran si han sido formados negativa o positivamente de acuerdo con los actos y las circunstancias con las que se enfrenten y desenvuelvan socialmente.
