El nombre de Robert Sarah ha emergido con fuerza en medio de la incertidumbre por la sucesión papal tras el fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años. La figura del cardenal guineano, de 79 años, se destaca no solo por su trayectoria e influencia en la Iglesia Católica, sino también por su postura contraria a algunas de las reformas impulsadas en los últimos años por el pontífice argentino.
Nacido en Guinea en 1945, Sarah alcanzó la notoriedad a una edad temprana, convirtiéndose a los 34 años en el obispo más joven del mundo en ser nombrado arzobispo de Conakry, durante el pontificado de Juan Pablo II. A lo largo de su carrera, ha sido considerado un símbolo de la tradición más conservadora dentro de la Iglesia, desempeñándose como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desde 2014 hasta su renuncia en 2021. En ese cargo, fue designado por el propio Francisco, aunque sus posturas permanecen en línea con los sectores más tradicionales.
Sarah se ha manifestado en varias ocasiones como un firme opositor a las reformas que Francisco ha promovido, como la posibilidad de permitir sacerdotes casados, bendiciones para parejas homosexuales y la flexibilización del celibato sacerdotal. En 2023, expresó su rechazo a la declaración Fiducia supplicans, que proponía bendiciones pastorales para parejas del mismo sexo, calificándola como herejía.
Su relación con el Papa Francisco ha sido marcada por diferencias ideológicas y teológicas, evidenciadas en publicaciones conjuntas y en su postura pública. En 2021, junto al cardenal benedictino Benedicto XVI, coescribió un libro defendiendo la continuidad del celibato para los sacerdotes de rito latino, en medio de debates sobre la apertura de la Iglesia en la Amazonía.
Recientemente, el nombre de Sarah ha sido impulsado en redes sociales y plataformas digitales por rumores y “profecías” apócrifas. Diversos bots de inteligencia artificial y publicaciones en TikTok han difundido la idea de que sería el primer “papa negro”, en una narrativa que algunos atribuyen a una supuesta profecía de Nostradamus, que habla del fin del mundo con la llegada de un pontífice de piel oscura. Sin embargo, estas versiones carecen de fundamento y no tienen respaldo en la realidad del cónclave.
En medio de un escenario en el que se barajan nombres como Pietro Parolin y Luis Antonio Tagle, el perfil de Robert Sarah continúa siendo objeto de atención, tanto por su trayectoria dentro de la Iglesia como por el simbolismo que podría representar si, en un futuro, logra alcanzar el papado. Su figura sigue siendo un punto de referencia en la lucha por definir el rumbo que tomará la Iglesia Católica en los próximos años.
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