Por: José Ángel Gutiérrez
– Ocurrencias en abundancia.
– Frases prefabricadas, muchas de las cuales ya hasta nos aprendimos debido a la lluvia de spots en radio y televisión.
– Un candidato (Andrés Manuel López Obrador), que se siente ganador y sabe que no debe cometer errores. Por lo tanto, no responde preguntas que a él le incomodan, así sean planteadas por sus contrincantes o por miles de mexicanos.
– Un Ricardo Anaya que pese a su preparación, se pierde al momento en que debe concretar sus propuestas. Que pese a los esfuerzos de él y su equipo por dar vuelta a la página, seguirá cargando con la acusación de lavado de dinero. Y sin embargo, un candidato con frescura y con capacidad para responder a cualquier revire.
– Un José Antonio Meade también preparado, respaldado por ideas y propuestas interesantes pero que difícilmente logró en el primer debate conectar con las masas y sobre quien pesa una enorme loza: su partido.
Una Margarita (Zavala) que llegó bien plantada, pero que se fue deshojando conforme el paso de los minutos y la llegada de preguntas incómodas o aquellas que le invitaban a improvisar.
– Un candidato Bronco, echado para adelante y -para bien o para mal- atrajo reflectores al grado de que restó brillo a otros, pese a sus ideas poco brillantes. Pero que se justificó diciendo que él aún no tiene propuestas porque está consultando a la gente.
– Un formato de debate interesante, dinámico, fresco pero en algunos momentos muy limitante. En momentos clave, se quedaban respuestas a medias o preguntas sin responder.
– Tres excelentes moderadores que abonaron a mantener un buen nivel del debate.
– Un pueblo mexicano distraído, completamente desinteresado de lo importante y más metido en lo superfluo…. emocionado por la lluvia de Memes y poco preocupado por los temas que fueron abordados.
Si la seguridad, el combate a la corrupción y la impunidad o las acciones para atender a grupos en situación de vulnerabilidad no son importantes para los mexicanos -así pareció en algunos momentos- entonces qué es lo que realmente nos importa?
El debate nos quedó a deber… los candidatos nos quedaron a deber… las campañas nos siguen debiendo…
Pero sobre todo, nosotros los ciudadanos nos quedamos a deber y le seguimos debiendo a nuestra Nación. Le debemos mayor respeto; le debemos una ciudadanía mejor preparada e interesada por resolver los temas realmente importantes; le debemos todo aquello que nosotros mismos exigimos y que no somos capaces de atender.
- Más allá de tratar de descifrar quién ganó el debate, valdría la pena que tratáramos de identificar qué nos falta para madurar como ciudadanos. Cierro con un crudo comentario que circuló en redes a la par de la infinidad de memes: “solo les recuerdo que uno de esos cinco pendejos de los que ahora se burlan, será nuestro futuro Presidente”.
