Una de las tendencias que ha inundado el internet es el llamado “ayuno de dopamina“, un método de desintoxicación de todos los estímulos externos como son el teléfono, la computadora, el internet, la televisión, la comida y hasta las personas.
Hugo Sánchez Castillo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que la dopamina es un neurotransmisor que se encuentra en el sistema nervioso central y en el sistema periférico. Se relaciona con varios procesos como son la atención, memoria, sueño, reforzamiento, y alimentación.
Se trata de un neutralizador muy importante, pero se ha relacionado más con las adicciones. De hecho, explicó, es un aminoácido esencial que produce el cerebro todo el tiempo e interactúa con otros neurotransmisores como la serotonina, adrenalina, noradrenalina, etc.
Por ello, no es posible que una persona tenga “cero dopamina” y luego se tenga mucha. Más bien, se pueden tener variaciones dependiendo de la actividad que se esté realizando. “Pero siempre tenemos dopamina, porque su ausencia pone en riesgo al sistema”.
El llamado “ayuno de dopamina” es una mala interpretación o tergiversación de la adicción, de quitar algo para disminuir su valor. Por ejemplo, eliminar una sensación placentera de varios estímulos en el ambiente para lograr una desintoxicación, y así la persona se sentirá bien. “No funciona así, no es tan fácil.”
Sin embargo, conductualmente la desintoxicación sí podría funcionar. Es decir, dejar de realizar estas conductas negativas que quitan mucho espacio en la vida de las personas, como son los videojuegos, la computadora, el celular, el internet, la televisión, videos sexuales, etc.
Estas acciones permitirán mejorar la atención de la concentración para enfocarse en aquello que sí vale la pena. De esta forma se ayuda al sistema al regular la conducta, y así mejorar el rendimiento laboral y escolar. “Se trata de un compromiso mucho más grande”.
No funciona porque se haya disminuido la dopamina, sino porque se mejoran otros sistemas de atención y ejecución. De hecho, estos cambios conductuales conllevan a una mejora en el sistema nervioso central.
El cerebro necesita dopamina para funcionar, si no tiene esta sustancia puede surgir el mal de Parkinson. En cambio, si hay un exceso se relaciona a patologías como la esquizofrenia.
De hecho, es negativo tener un exceso o una ausencia de dopamina, más bien debe existir un equilibrio. “No podemos retirar ni poner los transmisores así como así”.
La única forma de desintoxicarse de dopamina es con un antipsicótico, así lo realizan los expertos de la salud mental con las personas que padecen esquizofrenia. De esta forma, se bloquea la dopamina para evitar una sobre-estimulación, y eso ayuda a mejorar su condición psiquiátrica.
La mala información puede llevarnos a asumir cuestiones que podrían poner en riesgo a los pacientes con alguna complicación, por eso es importante que si tienen algún malestar acudan con un experto para atenderse”, concluyó el académico universitario.