Un controvertido incidente en una escuela secundaria de Fort Worth, Texas, ha encendido un debate sobre la responsabilidad educativa y los derechos de los estudiantes migrantes. Un profesor, que se desempeña como sustituto en la preparatoria North Side, ha sido acusado de llamar a las autoridades migratorias para reportar a varios de sus alumnos, argumentando que «ni siquiera hablan inglés».
El docente, cuya identidad no ha sido divulgada, hizo el llamado al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en respuesta a una publicación de la agencia sobre sus actividades del 23 de enero. En su cuenta de X, el profesor expresó su frustración al afirmar que «muchos estudiantes en 10mo y 11vo grado dependen de su iPhone para comunicarse» debido a la barrera del idioma. Esta acción ha generado una ola de indignación y preocupación entre padres, estudiantes y defensores de derechos humanos, quienes ven esta denuncia como un ataque directo a comunidades ya vulnerables.
La situación se produce en un momento crítico, donde las políticas migratorias en Estados Unidos han endurecido bajo la administración del presidente Donald Trump, quien asumió el cargo el 20 de enero. Desde entonces, diversas comunidades han sentido una presión creciente debido a las redadas y deportaciones, lo que ha intensificado la ansiedad entre los inmigrantes y sus familias.
Por su parte, la preparatoria North Side ha emitido un comunicado en el que confirma que se ha iniciado una investigación interna sobre el comportamiento del maestro. La institución ha dejado claro que valora la diversidad y el bienestar de sus estudiantes, enfatizando que «tomamos este asunto muy en serio». En el comunicado, se reafirma el compromiso de la escuela de proporcionar un entorno seguro y acogedor para todos los alumnos, sin importar su estatus migratorio.
Organizaciones de derechos civiles han condenado la acción del profesor, argumentando que tales denuncias solo perpetúan el miedo y la desconfianza entre los estudiantes migrantes. La comunidad educativa se enfrenta a un dilema difícil: cómo abordar las barreras del idioma sin poner en riesgo el bienestar de los estudiantes.
El debate sigue abierto: ¿deberían los educadores involucrarse en asuntos migratorios, o su función es únicamente la de enseñar y apoyar el desarrollo académico de sus alumnos? Mientras tanto, la noticia continúa resonando en redes sociales y medios de comunicación, evidenciando la creciente tensión en el ámbito educativo y migratorio de los Estados Unidos.
Con información de El Heraldo.