La figura de «caudillo» tomada por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, no tiene nada que ver con la revolución sandinista, sino que es un discurso que el mandatario creó para hacerse de un «poder personal», afirmó en México el escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
«Ortega comienza a convertirse en caudillo cuando perdemos las elecciones de 1990 y las gana Violeta Chamorro (1990-1997), se queda solo y comienza a construir el poder a través de él, es un poder personal y que no tiene nada que ver con la revolución, la revolución ha muerto, olvidémoslo», señaló el narrador exiliado en Costa Rica.