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Paseando entre nombres de ilustres

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Por: Héctor Romero González 

El Panteón de Belén inició su construcción en el año de 1787 en el patio trasero del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, financiado por Fray Antonio Alcalde, por lo que, una vez inaugurado el hospital en 1784, inicialmente sirvió como espacio para dar sepultura a aquellos que fallecían en el nosocomio, los cuales generalmente eran personas humildes.

Sin embargo, a partir de mediados del siglo XIX, el panteón comienza a ser campo santo para las familias acaudaladas de Guadalajara, por lo que se erige una Rotonda de los Hombres Ilustres en el Panteón de Belén, en la cual llegaron a ser sepultados personajes como Alfredo R. Plasencia, Aurelio Ortega, José Justo Corro, José Rolón, Alfonso Gutiérrez Hermosillo, entre otros. Este fue el primer recinto creado ex profeso para honrar a los personajes ilustres de los anales jaliscienses, demostrando el reconocimiento a sus méritos e impulsando a nuevas generaciones para imitar su ejemplo.

Fue ya a finales de los años 40’s que el Gobernador de Jalisco, José de Jesús González Gallo, impulsó la creación de un nuevo monumento para conmemorar a los ciudadanos distinguidos, invitando al arquitecto Ignacio Díaz Morales para cumplir con esta tarea. No obstante, ante el rechazo de que el proyecto provocara la demolición del antiguo templo de la Soledad motivó su negativa a participar. Por ello, el gobernador comisionó al arquitecto Vicente Mendiola para desarrollar el proyecto de la ahora conocida como “Rotonda de los Jaliscienses Ilustres”, aunque la obra fue ejecutada por el Ingeniero Miguel Aldana.

El proyecto original también consideraba una cúpula coronando la estructura de columnas que ahora se observa, la cual albergaría un mural de José Clemente Orozco, lo cual no se cristalizó por la muerte del pintor.

Las primeras inhumaciones se determinaron durante el mandato de Agustín Yáñez, en cumplimiento al Decreto por el que se aprueba la Ley para Honrar la Memoria de los Hombres Jaliscienses Ilustres (No 5853), en el cual se autoriza el traslado de Fray Antonio Alcalde, General Silverio Núñez, Dr. Ignacio Herrera y Cairo, Insurgente Pedro Moreno, Valentín Gómez Farías y el expresidente Ignacio L. Vallarta. Sin embargo, ninguno de los traslados se concretó ya que Gómez Farías y Vallarta se encuentran en el Panteón de Dolores, Moreno en la Columna de la Independencia, Alcalde está en el Santuario de Guadalupe, mientras que Silverio Núñez y Herrera y Cairo permanecieron en el Panteón de Belén.

Los siguientes en ser bienvenidos a la rotonda fueron Manuel M. Diéguez y Manuel López Cotilla, por acuerdo del ejecutivo en 1964, quienes en ese entonces reposaban en la rotonda del Panteón de Belén.

La primera mujer en ser honrada con esta distinción y trasladarse sus restos fue la Doctora Irene Robledo García, casi cincuenta años después de la creación del monumento. Le siguió María de la Trinidad Rita Pérez Jiménez de Moreno en 2010 (Decreto 23119) y, aunque no se ordenó el traslado de sus restos, se declaró como Benemérita del estado a María Izquierdo en el 2016 (Decreto 25860), levantándose un escultura de ella en la rotonda. De ésta última llama la atención que el homenaje del legislativo local se da cuatro años después que, mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (25/10/2012), se le declara como personaje ilustre nacional y se determina la inhumación de sus restos en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, reconocido como el “más alto panteón de la Patria”.

Además de ella, alrededor de la rotonda se han levantado estatuas que aunque que no corresponden necesariamente a aquellos cuyos restos reposan en el recinto, se han convertido en parte del imaginario colectivo y patrimonio urbano de la ciudad, sirviendo como homenaje de los próceres del estado más notables (a juicio del Poder Legislativo). De ellas 14 son obra del escultor Miguel Miramontes; 4 de Rubén Orozco Loza; Eduardo Ramón Estuvier Villa, Carlos Térrez y Juan José Méndez tienen 2 cada uno; Ignacio Garibay, Rafael Zamarripa, Diego Martínez Negrete, Salvador Andrade, Pedro Jiménez, Alfredo López Casanova, Heber Barrera Ginez y Dolores Ortiz cuentan con una cada uno; mientras que hay dos que no tienen firma, aunque de acuerdo a Isabel Juárez Becerra, una de ellas fue elaborada por Ignacio Asúnsolo. (Algunas de ellas aún en proceso de elaboración).

Entre aquellos cuyos restos no se encuentran en la rotonda, pero tienen una escultura, destacan Gerardo Murillo “Dr. Atl”, Mariano Azuela, José Clemente Orozco, Valentín Gómez Farías, Enrique González Martínez, Ignacio L. Vallarta y María Izquierdo, dado que reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores.

En cambio, existen otros que se encuentran en el “más alto panteón de la Patria”, pero no fueron reconocidos u homenajeados en Jalisco, como Pedro Ogazón Rubio, Carlos Ramírez Ulloa, Donato Guerra y Basilio Vadillo.

Entre los datos anecdóticos de este emblemático monumento está la pierna faltante equivocada en la escultura de Dr. Atl, ya que al pintor le amputaron la pierna derecha, mientras que su escultura no tiene la izquierda.

Las figuras de Enrique González Martínez y Consuelo Velázquez se ordenaron realizar sin que cumplieran los diez y veinte años respectivamente de haber muerto, plazos que estipulaba la ley para gestionar su ingreso a la rotonda en la fecha que se aprobó su homenaje.

Por su parte, las cenizas del arquitecto Luis Barragán fueron parcialmente exhumadas, para la confección de un anillo de compromiso a iniciativa de la artista Jill Magid, con la supuesta intención de repatriar el archivo del único mexicano en ser distinguido con el Priztker.

También, en marzo de 2019, el artista Alfredo López Casanova, escultor de la estatua de Fray Antonio Alcalde, develó mensajes ocultos en su creación, alusivos al “fracaso” de las autoridades ante las desapariciones en el estado.

Ya en el 2001, durante el sexenio de Alberto Cárdenas y siendo Raúl Padilla López presidente de la mesa directiva del Congreso, se expide la Ley de Beneméritos del Estado de Jalisco, misma que actualmente se encuentra en vigor y establece las bases y procedimientos relacionados con la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

El artículo 6 de esta norma establece como requisitos para ingresar a la rotonda o ser declarado como Benemérito del estado haber nacido preferentemente en Jalisco o habitado en él y que su labor meritoria haya sido en beneficio de Jalisco o de la nación y tener al menos 20 años de fallecida a la fecha de presentación de la iniciativa, siendo el Congreso el responsable de resolver sobre la procedencia de la propuesta, la cual debe ser presentada por un integrante de la legislatura o los ayuntamientos, aunque la ley prevé un mecanismo de participación ciudadana consistente en que cualquier persona puede promover la declaración de benemérito a favor de determinada persona y la solicitud se turnará a todos los diputados para que valoren la pertinencia de la solicitud, y en su caso, eleven al pleno la iniciativa correspondiente. Existe, además, una Comisión para Honrar la Memoria de los Beneméritos del Estado de Jalisco, cuyas funciones versan más como instancia consultiva del Congreso en la materia.

Los personajes que más polémica han generado por su declaratoria como beneméritos y su inclusión en la rotonda son Marcelino García Barragán, Secretario de la Defensa bajo el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1990) y los líderes sindicales Francisco Silva Romero, de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y Heliodoro Hernández Loza, de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), en cuyas placas se leen “guía social” y “armonizador social” respectivamente (2009).

De acuerdo a información encontrada en internet la rotonda cuenta con 98 urnas para depositar restos mortuorios, sin embargo, con el fin de conocer la situación exacta del recinto, presenté solicitudes de acceso a la información dirigidas al Congreso del Estado y la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, quienes, para mi sorpresa, proporcionaron información contradictoria sobre los registros.

El legislativo manifestó que sólo existían restos de 23 personajes, mientras que la Secretaría de Cultura señaló 26. En la lista del Congreso se ausentan Fray Antonio Alcalde, Silverio Nuñez, Herrera y Cairo, Pedro Moreno, Valentín Gómez Farías, Luis Manuel Rojas, José Guizar e Ignacio L. Vallarta. En contraste, en la lista del Ejecutivo estuvieron ausentes Gerardo Suárez, Guillermo Chávez, Jacobo Gálvez, Manuel López Cotilla y Severo Díaz Galindo.

La selección de personas dignas de formar parte de la rotonda ha obedecido tradicionalmente a épocas distintas. Al inicio había una tendencia marcada hacia la inclusión y homenaje de héroes castrenses o políticos de gran trascendencia en el plano nacional; posteriormente existe mayor heterogeneidad, incluyéndose predominantemente personas destacadas por su desempeño en las artes, cultura y educación. No obstante, a partir del inicio del siglo, si bien ha sido relevante por la inclusión de mujeres, el resto de personajes, en su mayoría, han atendido a intereses partidistas.

Antes de pensar en nuevos homenajeados, se deben replantear los requisitos establecidos en la legislación para ser digno del reconocimiento y analizar si los actuales miembros de la rotonda son dignos, acorde a los valores que la sociedad contemporánea desea pregonar, de ser homenajeados y perpetuados.

La fuerte representación simbólica de la rotonda no debe ser tomada a la ligera, como monumento es un esfuerzo de preservación de nuestra memoria histórica, que eterniza y fomenta el culto hacia los nombres de aquellos hombres y mujeres que construyeron el patrimonio cultural de Jalisco.

@hecromg

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2