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Panamá se aleja de China: El Gobierno de Mulino no renovará el acuerdo de la Ruta de la Seda ante presiones de EE. UU.

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El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha tomado la decisión de no renovar el memorando de entendimiento firmado con China en noviembre de 2017, conocido como La Ruta de la Seda. Esta medida surge tras las presiones ejercidas por la nueva administración estadounidense, liderada por el presidente Donald Trump. Mulino aseguró que, a pesar de esta decisión, el canal de Panamá continuaría siendo operado exclusivamente por manos panameñas.

Durante una conferencia de prensa posterior a su encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, Mulino declaró: “El memorando de entendimiento del año 2017 sobre la iniciativa de la Ruta de la Seda no será renovado por mi Gobierno. Vamos a estudiar la posibilidad de si se puede terminar antes o no, pero creo que le toca en uno o dos años la renovación porque es cada tres”. Esta aclaración subraya la intención de su administración de mantener el control soberano sobre el canal, un punto que Mulino enfatizó repetidamente durante su intervención.

El presidente panameño también restó importancia a las afirmaciones de una posible amenaza a la soberanía panameña, afirmando que no existe un clima de controversia. “No sentí para nada un clima de controversia ni de irrespeto, sentí un clima muy proactivo”, comentó, destacando la cordialidad de las conversaciones. Esta reunión, la primera de Rubio en el extranjero, se presenta como una oportunidad para fortalecer las relaciones bilaterales entre Panamá y EE. UU.

En un contexto más amplio, Trump, horas después del anuncio de Mulino, lanzó una advertencia contundente: “China está administrando el canal de Panamá, que no se le dio a China, que se le dio a Panamá tontamente”. Esta declaración subraya la preocupación de la administración estadounidense respecto a la influencia china en la región, lo que llevó a Rubio a exigir “cambios inmediatos” en la relación entre Panamá y Beijing.

Además, Mulino ofreció a EE. UU. la posibilidad de utilizar el territorio panameño como un punto de partida para las deportaciones de migrantes de otros países, asegurando que el costo de estas operaciones sería cubierto completamente por Estados Unidos. “Panamá no va a invertir un dólar en eso”, afirmó, aludiendo a posibles mejoras en el aeropuerto de Metetí.

La situación se complica aún más ante la creciente tensión entre EE. UU. y China, con el canal de Panamá en el centro de la disputa. Las declaraciones de Trump y Rubio reflejan un enfoque renovado de la Casa Blanca hacia la región, donde buscan reafirmar su influencia y contrarrestar el avance chino.

Con el futuro de la relación entre Panamá y China en la cuerda floja, el país centroamericano se posiciona como un actor clave en el tablero geopolítico, mientras navega las complejidades de las demandas externas y su propia soberanía.

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