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ONU: 75.000 niños podrían morir de hambre en Nigeria

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On 25 March, children attend a UNICEF-provided tent classroom, in the Gire 2 camp for internally displaced people, near Yola, the capital of Adamawa, a state in the country’s north-east. UNICEF, together with partners, is working with the Federal Ministry of Education to ensure that internally displaced children have access to education, with schools operating in two shifts in some cases to accommodate more students. Some of the children have backpacks bearing the UNICEF logo. The camp is located on the grounds of a primary school. In March 2015 in Nigeria, 15.5 million people, including 7.3 million children, are affected by the continuing crisis in the country’s north-eastern region. More than 1.2 million Nigerians have fled their homes as a result of violence and attacks by Boko Haram insurgents that have escalated since the beginning of 2015. Many of the displaced, most of whom are children and women, are sheltering with in host communities that have limited resources, and in formal and informal camps. All are in urgent need basic supplies, health and nutrition services, and critical water sanitation and hygiene support to prevent the spread of disease. Over 150,000 people – the vast majority children and women – have also fled to neighbouring Cameroon, Chad and Niger, further straining vulnerable communities – some of which are already facing food insecurity and malnutrition, are prone to disease outbreaks and natural disasters, and often already host hundreds of thousands of refugees, returnees and migrants who have escaped violence and hardship throughout the region. The impact of the crisis on children and women is of particular concern. Many of them have lost their homes and belongings –escaping with only the clothing they were wearing; and some have walked for days – or even weeks – to find refuge. Many children in the region have been traumatized and are in need of psychosocial support. They have witnessed violence and atrocities, inclu

Unos 75.000 niños podrían morir en el próximo año por la hambruna generada por Boko Haram en Nigeria si los donantes no responden pronto, advirtió la agencia de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF. Esto es bastante más que las 20.000 víctimas de los siete años de revuelta islamista.

La severidad del grado de malnutrición y el elevado número de niños en riesgo de muerte convierten a la crisis en el noreste de Nigeria en quizás la más grave del mundo, según Arjan de Wagt, nutricionista je de UNICEF en el país. Los niños están falleciendo ya porque los donantes no responden a las peticiones de ayuda, agregó.

La mayoría de los menores más malnutridos fallecen por enfermedades secundarias como diarrea o infecciones respiratorias, explicó De Wagt en una entrevista con The Associated Press. «Pero con la hambruna, realmente se muere de hambre» y eso es lo que está ocurriendo, apuntó.

Un 20, un 30 e incluso un 50% de los menores en determinados puntos de la región presentan una malnutrición severa, explicó.

«A nivel global, esto no se ve. Hay que remontarse a lugares como la Somalia de hace cinco años para ver esos niveles», señaló de Wagt. Casi 260.000 personas murieron en Somalia entre 2010 y 2012 por una intensa sequía agravada por la guerra. En ese momento, Naciones Unidas dijo la ayuda tenía que llegar más rápido.

UNICEF dobló el jueves su petición para Nigeria. Según la agencia, se necesitan 115 millones de dólares para salvar a los niños cuyas «vidas cuelgan literalmente de un hilo». Por el memento solo se han recaudado 24 millones de dolares, agregó.

La falta de dinero ha supuesto que unas 750.000 personas que viven en zonas inaccesibles no puedan recibir ayuda este año, dijo la vocera Doune Porter a la AP.

La mayoría de los aproximadamente 2,6 millones de personas que se estima huyeron de la insurgencia de Boko Haram son granjeros de subsistencia que no han podido plantar cosechas durante dos años o más.

Varios miles de personas abandonaron campos de refugiados este mes para regresar a localidades aseguradas en por el ejército nigeriano, pero es demasiado tarde para plantar ya que la temporada de lluvias está a punto de finalizar. Mientras, Boko Haram sigue atacando lejos de zonas urbanas.

Entre la población en peligro hay alrededor de 2,2 millones de personas atrapadas en zonas en las que opera la milicia radical o que han sido liberadas recientemente pero que siguen siendo peligrosas para acceder a ellas por carretera, dijo de Wagt. De ellos, 65.000 sufren hambruna.

La crisis ha alcanzado «niveles catastróficos» para personas que han buscado refugio en localidades controladas por el ejército y que «dependen totalmente de ayuda exterior que no les llega», dijo el miércoles la ONG Médicos Sin Fronteras.

«Muchas familias solo pueden una vez cada varios días y normalmente solo gachas de avena aguadas», señaló la portavoz de la ONG Oxfam, Christina Corbett. «Se van a la cama hambrientos y se levantan sin forma de cambiar (su situación)».

UNICEF limitó su labor en la región cuando combatientes de Boko Haram atacaron una caravana humanitaria escoltada por el ejército en julio. Un trabajador de UNICEF y otros resultaron heridos por el impacto de un cohete en un vehículo blindado.

Pero de Wagt dijo que la agencia sigue entregando alimentos de emergencia en helicóptero y entrenando a trabajadores sanitarios locales para que tratar a niños malnutridos que viven en zonas peligrosas.

Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo que los mayores niveles de malnutrición infantil están en Maiduguri, una ciudad nororiental donde no hay conflicto y en la que cooperantes trabajan desde hace dos años.

«La tasa de mortalidad es cinco veces mayor de lo que se considera una emergencia, y la principal causa es el hambre», dijo la ONG en un comunicado.

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