Por: Carlos E. Martínez Villaseñor
Con 21 votos a favor y 13 votos en contra, en pasados días el Congreso de Jalisco rechazó por completo la modificación a la ley que fue enviada desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Comenzar por decirlo, y de manera personal, no estoy de acuerdo y menos con el escenario real en el que vivimos diariamente, sin condiciones.
Este rechazo desde el Congreso del Estado, por supuesto que fue por algunos aplaudido y por otros condenado, porque la decisión de defenderla o rechazarla es de suma importancia, no sólo de carácter individual o personal, sino por el costo político que para algunos representa. Esta ley, buscaba que niñas, niños, niñes y adolescentes pudieran cambiar sus documentos de identidad conforme al género que ellas o ellos eligieran, reformando la Ley de Registro Civil, particularmente en sus actas de nacimiento. Legisladoras y Legisladores entiendan, son menores de edad por el amor de dios, no tienen la capacidad formativa ni siquiera física para una decisión tan importante como esta. A los 18 años podrían hacerlo, claro, siendo mayores de edad y si es su voluntad adelante, como la Ley de identidad de género que se impulsó hace unos años, y que tienen hoy en día derecho de tramitar en sus documentos legales. Existen asociaciones y organizaciones afines a esta defensa, que por supuesto se expresaron en contra de esta decisión; por otro lado, el Gobernador Pablo Lemus, siempre expresó su rechazo a esta ley.
Dentro de las diferentes declaraciones de algunos de los diputados locales. En datos duros, “el INE por medio de su Consulta Infantil y Juvenil realizada en 2018, de 5 millones 671 mil niñas, niños y adolescentes en México, el 2.1% no se identifica como hombre o mujer, representando 119 mil personas entre 6 y 17 años”. “La CONAPO, advertía hasta el año 2020 que de los 6.8 millones de adolescentes entre 13 y 14 años en México, entre el 1.2% y el 2.7% tienen una identidad de género distinta a la asignada al nacer: aproximadamente 81 mil a 183 mil adolescentes”.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha estado trabajando en ello desde hace varios años, no sólo en Jalisco; desde el 2022, ordenó al Congreso de Estado de Jalisco hacer las modificaciones, pero por supuesto, contando con la votación de las y los diputados de modo mayoritario. La lucha de colectivos de derechos humanos continuará, ante la Corte y ante el Estado por supuesto. La presencia de los padres o tutores no podría ser justificable en ninguno de los casos, siendo menor de edad, es decir, no podrán hacer modificación alguna a su acta de nacimiento en cuestión de género. Incluso tampoco por la vía de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.
Lo que creo, es que las mesas de discusión deben abrirse, no cerrarse sólo en una votación o en un rechazo de ley; que se discuta, con tiempo, con datos duros, con testimonios, dejando la politiquería y siendo objetivos. Pero en una mesa de discusión con profesionistas, académicos, colectivos, organizaciones, legislativos, comisionados, expertos. Ahora, Jalisco no es el único estado que ha rechazado esta ley. Se dieron pasos importantes repito, el 29 de Octubre de 2020, en ese entonces el Gobernador Enrique Alfaro, firmó un decreto donde se reconocía el derecho a la identidad, siendo mayor de edad, nunca se mencionó a los menores de edad, siendo pioneros.
El artículo 23 de la ley de Registro Civil del Estado, seguirá dando de qué hablar, frente a expresiones; por ahora no habrá modificación alguna. Pensemos al dia de hoy, en los medicamentos especializados y procesos quirúrgicos que podrían realizarse menores de edad, no sólo en centros certificados, sino en la posible clandestinidad; modificaciones completas en la educación sexual en primarias, secundarias y preparatorias, no sólo en libros o cuadernillos, sino en baños, excursiones, viajes, vestidores, convivencia misma con menores; protocolos de atención en Hospitales, Centros de Salud y Unidades Especializadas; las imposiciones que deberán tomar los padres de familia por derecho a un menor; se debe de trabajar y profundizar más en el tema, creando y construyendo de manera conjunta, pero jamás con la decisión de un tintero, entonces ¿qué panorama de desarrollo le dejaríamos a este menor?. Estoy a favor de la comunidad gay, trans, pero no con menores de edad; no veo las condiciones en la actualidad como país para una decisión que va más allá de una impresión de acta, y un escenario que no es propio, también tiene consecuencias y retos importantes en la vida diaria.
Siempre el respeto al prójimo, sin obstaculizar, sin reprimir, pero este escenario no lo veo, ni óptimo, ni seguro, ni apto. Veamos los modelos que emplearon en Eslovaquia, Reino Unido, Finlandia, Islandia; los comportamientos de Europa del Este y del Oeste, completamente diferentes en sus acciones y reacciones. En Américas Latina, el comportamiento de la cultura es distinto. ¿Qué datos del ENDISEG, de la ATTTA, la CIDH y la RedLacTrans y del CEDOLSTAC tenemos?, datos, datos, que permitan tejer un escenario seguro.
El acompañamiento psiquiátrico, psicológico, no sólo del menor también de la familia que lo rodea, en su primer entorno; hoy en día, ¿dónde cuentan con él?. No a los plumazos de escritorio.