A sus 87 años Virginia García anhelaba más que nunca poder votar, pero murió un día antes de que empezaran las votaciones tempranas en Arizona, pero, aun así, su deseo no quedó suspendido, sino que se volvió inspiración para que otras personas salgan a votar en su memoria y dignifiquen a los latinos en Estados Unidos.
Aunque ella no va a votar, su hijo Joseph García prometió a su madre que él le dedicaría su propio voto, en memoria del que ella no pudo entregar.