Alrededor de 200 migrantes centroamericanos que fueron deportados por Estados Unidos pasan estos días hacinados en una plaza pública en Reynosa, Tamaulipas, un reflejo de la reciente ola migratoria que azota la región.
“Ya tengo 15 días aquí en Reynosa, la estamos pasando un poco mal por el frío y durmiendo en el piso. Es duro porque uno anda con los niños. Uno piensa en ellos porque la verdad es que ellos no tienen la culpa de andar aquí. Son decisiones que uno las toma sin consultarles”, expresa este viernes a Efe con tristeza el salvadoreño Salvador Ernesto Alvarado.