El miedo continúa latente en Culiacán cuando se cumple un año del operativo fallido para capturar a uno de los hijos de Joaquín «el Chapo» Guzmán, que detonó una violencia de dimensiones nunca vistas y dejó al menos ocho muertos en este municipio del noroeste de México.
El estruendo de la metralla, el bloqueo de las principales vías, el despojo y quema de vehículos, el enfrentamiento entre pistoleros y militares, el correr de mujeres, niños y hombres por las calles de la capital del estado de Sinaloa, aún está muy presente en la mente de sus habitantes, en esta efeméride bautizada como «el jueves negro».