En México, la aplicación de la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes) ha comenzado, involucrando a 8,000 estudiantes de 321 instituciones educativas, tanto públicas como privadas, en los niveles de Educación Secundaria y Media Superior. Este proceso se llevará a cabo a lo largo de 30 días hábiles, desde abril hasta mayo, y busca evaluar los conocimientos de los alumnos de 15 años en áreas fundamentales como lectura, matemáticas y ciencias, con la incorporación de habilidades digitales en esta edición.
El secretario de Educación Pública, Mario Delgado, destacó que la prueba se inició en 61 planteles y subrayó las limitaciones inherentes a este tipo de exámenes estandarizados. En un comunicado, Delgado argumentó que «tienen limitaciones muy importantes para evaluar de manera objetiva el desempeño educativo y los resultados son muy relativos dadas las enormes diferencias que existen en los distintos entornos escolares». Además, reafirmó su apoyo al modelo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), que busca adaptar la educación a las necesidades del contexto nacional.
La prueba PISA, que se realiza cada tres años, es un referente clave para comparar el rendimiento educativo de los países participantes a nivel internacional. Sin embargo, la crítica hacia su capacidad para reflejar de manera precisa la calidad educativa en México resuena entre expertos y autoridades, quienes abogan por un enfoque más integral que considere las particularidades del sistema educativo nacional.
Con la implementación de esta evaluación, México continúa su compromiso con la mejora de la educación, a pesar de los desafíos que enfrenta en un entorno educativo diverso y en constante cambio.
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