En un esfuerzo por salvaguardar la industria agrícola local y mantener el equilibrio en el comercio internacional, las autoridades mexicanas han publicado en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo que fija precios mínimos de exportación para diferentes variedades de jitomate fresco. La medida, que entrará en vigor próximamente, se implementa en un contexto de tensión comercial con Estados Unidos, tras la decisión de reactivar cuotas antidumping que afectan las exportaciones mexicanas de este producto.
El acuerdo, firmado por las secretarías de Economía y de Agricultura y Desarrollo Rural, establece que el precio mínimo por kilogramo será de 1.7 dólares para variedades como tomate cherry, racimo y grape; 0.95 dólares para tomate bola; y 0.88 dólares para tomate Roma, entre otros. Además, se fijan precios de referencia para variedades especiales, como Kumato, San Marzano y Heirloom, todas en 1.7 dólares por kilo. La medida aplica exclusivamente a exportaciones definitivas y no busca limitar volúmenes ni establecer precios máximos, sino mantener un orden en el mercado exterior del jitomate mexicano.
El acuerdo contempla revisiones anuales de los precios, o antes si las condiciones del mercado así lo ameritan, con el propósito de adaptarse a las fluctuaciones internacionales. Los funcionarios responsables, Marcelo Ebrard y Julio Berdegué, expresaron su reconocimiento por la colaboración entre productores y exportadores, que participaron activamente en las negociaciones previas a la decisión.
Este paso se da en medio de una disputa comercial que se ha prolongado por décadas. Desde 1996, productores estadounidenses han solicitado medidas antidumping contra el jitomate mexicano, alegando competencia desleal. Aunque en cinco ocasiones se suspendieron esas investigaciones, en julio pasado Estados Unidos reactivó cuotas arancelarias del 17.09%, tras retirar en 2019 un acuerdo de suspensión que había estado vigente desde 2019.
El gobierno mexicano manifestó su inconformidad ante la reactivación de dichas cuotas y ha señalado que, durante los últimos meses, ha trabajado en negociaciones con las contrapartes estadounidenses, sin éxito, atribuyendo las decisiones a motivos políticos y no comerciales. México, que depende en gran medida del mercado estadounidense —ya que dos de cada tres tomates consumidos en ese país son de origen mexicano— continúa buscando soluciones que protejan a sus productores y garanticen su participación en el mercado internacional.
Con información de EFE