La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ajustó a la baja sus proyecciones sobre el crecimiento de la economía mexicana, mostrando un panorama menos optimista respecto a meses anteriores. Tras advertir inicialmente sobre una posible recesión en 2024 y 2025, la organización ahora prevé que en 2025 el Producto Interno Bruto (PIB) aumente únicamente 0.4 por ciento, mientras que en 2026 el crecimiento sería del 1.1 por ciento.
La revisión se produce en un contexto marcado por la incertidumbre en las relaciones comerciales con Estados Unidos, principal destino de las exportaciones mexicanas, que representan aproximadamente el 80 por ciento del total. La OCDE atribuye las fluctuaciones en sus pronósticos a las amenazas arancelarias y los reajustes en la política comercial del vecino del norte, particularmente en medio de las tensiones generadas por la administración del expresidente Donald Trump. En marzo pasado, la organización advirtió que una posible imposición de aranceles del 25 por ciento sobre las importaciones mexicanas podría afectar significativamente la economía del país.
Aunque las cuotas arancelarias siguen en revisión, la OCDE señala que las reglas del T-MEC están en proceso de recuperación y que la mayor parte de las exportaciones aún no sujetas a acuerdo podrían integrarse próximamente, lo que aportaría un impulso a la economía mexicana. Sin embargo, la organización enfatiza que los aranceles, la incertidumbre global y el debilitamiento del crecimiento mundial seguirán siendo limitantes para las exportaciones y la inversión en el país.
Por otro lado, la OCDE destaca que factores internos como un bajo nivel de desempleo y una inflación moderada –se espera que cierre en 3.4 por ciento en 2024– sustentarán el consumo privado. No obstante, advierte que el gasto público y la inversión continuarán siendo moderados debido a los esfuerzos de consolidación fiscal. El organismo estima que el déficit presupuestario, que en 2024 alcanzará su nivel más alto en 35 años con 4.9 por ciento del PIB, podría reducirse a 3.5 por ciento en 2025, principalmente a través de recortes en inversión pública, y seguir bajando en 2026.
Asimismo, la OCDE proyecta que la deuda pública de México se ubique en torno al 52 por ciento del PIB en 2025. Sin embargo, advierte que la volatilidad en los mercados internacionales y la creciente aversión al riesgo podrían elevar los costos de financiamiento soberano, limitando las posibilidades de maniobra fiscal del país.
En síntesis, aunque México mantiene ciertos indicadores favorables, la organización internacional señala que el crecimiento será limitado en los próximos años, condicionado por factores externos e internos que requieren una gestión cuidadosa para evitar un escenario de estancamiento económico.
Con información de La Jornada.