El equilibrista mexicano Nicolás Montes de Oca, reconocido esta semana con dos inclusiones en el libro Guinness World Records es un ejemplo de persona que, ante la imposibilidad de cambiar el mundo, cambió la manera de verlo y se superó a sí mismo.
«No teníamos mucho dinero. De joven alguien me enseñó a hacer malabares y me fui a las plazas. Me di cuenta de que podía crecer. Viajé a Canadá, a Europa y a Asia y ahora me han dado estos récords», contó a Efe el deportista de 36 años