Tras cuatro días de intensa búsqueda, fue localizada sin vida Marciala Razo Olvera, una adulta mayor de 81 años, vecina del fraccionamiento Las Alamedas, en Atizapán de Zaragoza, quien había sido reportada como desaparecida desde el pasado 22 de agosto.
De acuerdo con las investigaciones, la última ubicación registrada en el celular de la mujer señalaba el cerro de La Condesa, en la zona alta de esa localidad, específicamente en el área de cuevas donde solía acudir para llevar alimentos a personas en situación de calle.
Incluso, un mensaje realizado desde su teléfono durante la madrugada del domingo 24 de agosto, reforzó la hipótesis de que se encontraba en dicho lugar, aunque no fue ella quien lo había escrito. Después el equipo permaneció apagado, pero fue gracias al geolocalizador que autoridades dieron con los presuntos responsables.
El operativo de búsqueda inició con el apoyo de colonos y posteriormente se sumaron elementos de la Guardia Nacional, Marina y policías municipales. Sin embargo, la tarde-noche del martes 26 de agosto, al continuar la revisión en su propio domicilio, el cuerpo de la señora Marciala fue hallado dentro de una pequeña bodega en el patio de la vivienda, de donde provenían olores fétidos.
Autoridades locales informaron que todo indica que la adulta mayor nunca salió de su casa y que probablemente falleció desde el mismo día en que se levantó la ficha de búsqueda.
La hija de la víctima explicó que la desaparición habría ocurrido entre la tarde del viernes y la madrugada del sábado, por lo que pidió el apoyo de colonos para revisar cámaras de seguridad.
Por igual, se compartió en redes sociales la ficha de búsqueda que señalaba que el 22 de agosto, fue el último día que se le había visto.
En paralelo al hallazgo, autoridades mexiquenses detuvieron a tres personas, en condición de calle, presuntamente relacionadas con el robo de objetos de valor de la vivienda de la víctima, quienes fueron grabados por cámaras de seguridad y que se encontraban con sus pertenencias, además de su celular.
Vecinos recordaron a doña Marciala, a quien cariñosamente llamaban “Marcialita”, como una mujer solidaria y generosa, que acostumbraba caminar largas distancias y ayudar con alimentos a indigentes que vivían en las cuevas del Cerro de la Condesa.
El caso continúa bajo investigación para determinar las causas exactas de la muerte y la posible participación de los detenidos en los hechos.