Igual que las tardecitas de Buenos Aires tienen ese «qué sé yo, ¿viste?», como narraba la inolvidable «Balada para un loco» de Piazzolla y Ferrer, adentrarse en la magnética «ciudad de la furia» de Soda Stereo no sería lo mismo sin hacer una paradita en uno de sus históricos cafés, los mismos en los que se sentaron Carlos Gardel, Jorge Luis Borges o Julio Cortázar.
Lugar de encuentro, a lo largo de las décadas, de escritores, músicos, tangueros, deportistas o políticos, o simplemente puntos clave de la idiosincrasia de cada barrio, más de 80 bares de la capital argentina son considerados «notables» e integran el patrimonio cultural de la ciudad, por su antigüedad, estilo arquitectónico o relevancia local.