Por: Fernando Plascencia
En México no conocemos otro SAT, más que el SAT de toda la vida, que es el que te cobra impuestos, te embarga, al que intentas engañar y al que temen miles de acreedores. Este tiene la facultad exclusiva de recaudar ciertos impuestos como el IVA, el ISR, el IEPS, entre otros. Sin embargo, en Jalisco ha sonado la posibilidad de que se cuente con un sistema tributario propio y que este pueda recaudar algunos de los impuestos señalados y así robustecer el gasto del estado.
Según la versión oficialista, esto se lograría reconsiderando la permanencia de Jalisco en el Pacto Fiscal, porque se cree anacrónico, injusto y desequilibrado, respecto a lo que Jalisco ofrece, en proporción con lo que recibe. Esto se sabe del todo erróneo y vimos que se utilizó para una consulta que terminó en una movilización de actores y actrices políticos y con un gasto importante para Jalisco. Y, por otro lado, salirse y en consecuencia tener un SAT jalisciense, ¿le aseguraría mayores recursos a Jalisco de los que actualmente recibe?
No es algo nuevo que los mexicanos no vemos con buenos ojos pagar impuestos. De hecho, México es el país de la OCDE que menos recauda, tan solo el 17.9 % del PIB; Jalisco por su parte, contribuye con el 2.7 % al SAT y si nos ponemos a buscarle, sabemos de conocidos que hacen lo posible por pagar menos y menos. ¿Esto es bueno para el SAT jalisciense? Podemos afirmar que no, porque no solo implica cobrar impuestos, sino enseñar a la ciudadanía a pagarlos.
Todavía en el supuesto que se optara por la creación del sistema al cien por ciento, habría que ver cómo lo resolvería el ejecutivo estatal. Es un hecho que ningún ciudadano quiere más impuestos, creemos que tenemos suficientes, aunque no lo sean y que lo recaudado no es suficiente para terminar con las desigualdades. Pero lejos de ello, no hay político hoy en día que se atreva a colocar en sus libros de ingresos nuevos impuestos, mucho menos en vísperas de la temporada electoral.
Pero ahora, en el entendido de que nos quedemos en el Pacto Fiscal y que todo haya sido un ocioso quehacer político, como seguramente lo fue, Jalisco no está aprovechando la oportunidad de recaudar lo que tiene a su alcance. La tenencia vehicular es uno de los impuestos más importantes para los estados, aun cuando su génesis haya sido un mito en los lejanos años sesenta.
La tenencia además tiene la bondad de ser un impuesto progresivo, es decir, que tiene la potencia de cobrarle más a los que más tienen. Desgraciadamente, los gobiernos han dejado pasar esta posibilidad, sobre todo el actual, de recaudar millones de pesos y termina siendo un sinsentido de nuestro estado. A esto le sumamos que el gobierno actual mantiene a Jalisco sumido en descontentos sociales, cuando con ocurrencias como la de instalar un programa de verificación vehicular, con una máscara medioambiental y que cobra parejo a todos los vehículos, y que a toda luz parece un negocio, no da resultados, ni transparenta los recursos.
Aun con todo lo que recibe Jalisco de percepciones y de participaciones, pues, es el tercer lugar en transferencias de la Federación, gasta mal. Se dice que los impuestos, que se convierten en gasto público, son para generar desarrollo y habría que medirlo del todo por aquí. Para terminar, ¿es oportuno que tuviera más recurso público quien gasta 20 millones en cascos promocionales y centenas de millones de pesos en uso personal y no como herramienta para resolver problemas de tanta gente?
